viernes, 7 de noviembre de 2014

El miedo que no asusta

De lo que tengo miedo es de tu miedo, dijo William Shakespeare. Pero terror el vivido en la España franquista, donde las nanas  de que viene el coco, se fundamentaban en que vienen los rojos. Ahora hay otra construcción de la leyenda urbana para disuadir a los plebeyos de los peligrosos, basada en lo adinerado que es Wyoming, en lo manipulador que es Évole, en el intencionado comportamiento de la Sexta, en lo bolivariano  del currículo de alguno, en lo catastrófico e irreal de algunas propuestas, amén de los informes Barclays, Agencia Fitch y homólogos, señalando la inquietud del empresariado  fuera y dentro del país, porque si ganan estos personajes está amenazada la “recuperación de España”, concluyendo en lo desestabilizador que podría ser no votar a los de siempre. 

El argumentario que están montando es como un mal Halloween, que no asusta a nadie.  Según avanzan las encuestas  parece que, el vuelco del mapa, es mucho más acentuado que lo reflejado, y el terremoto electoral nos desnuda a todos, sin mover más alas que las necesarias para volar,  con el viento a toda vela por el impacto también de la esperpéntica campaña sobre “que vienen los malos”,  que está teniendo un efecto boomerang  inusitado, convirtiéndose  en una agencia recaudatoria de adeptos  para la primera fuerza en intención directa de voto de este país. La gente piensa, si los que me han empobrecido, y  me han quitado mis derechos, están nerviosos,  es a los nuevos “cocos” del siglo XXI, a los que hay que votar, y además sin mirar nada más, se trata de ganar y luego tocará el plan para gobernar,  así de elemental, pero de real, es el nuevo panorama, engordado por quien lo provoca.

La displicencia de los partidos clásicos con los  movimientos emergentes, la negligencia   contra la corrupción en todas sus vertientes, la oposición de baja intensidad con las políticas económicas y sociales, el desprecio al considerar la indignación como un estado de ánimo no convertible en voto, la prepotencia de los viejos ganadores al no reconocer lo agotado de sus mensajes, la gestión de las emociones para aparcar a quienes han actuado como verdugos, y los nuevos formatos de comunicación, han neutralizado el miedo que ya no asusta. Decía Sófocles: para quien tiene miedo, todo son ruidos.

Kechu Aramburu del Río.
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 7 de Noviembre del 2014