viernes, 20 de junio de 2014

Después de la proclamación y el Mundial, ¿qué?





Abandonados por Del Bosque, y con cuatro reyes en lugar de dos, amén de una princesa, Doña Leonor, heredera del trono, que además de ostentar el título de Princesa de Asturias, sumará el de Viana y de Gerona, Duquesa de Montblanc, Condesa de Cervera y Señora de Balaguer. Y la hija menor, Doña Sofía, que seguirá siendo Infanta de España, más otras infantas, y así hasta ahormar la monarquía en términos de tributos. 
 
Este país sin el orgullo de ser español, español y con la sobredosis de linaje, amén de la carga de la marca España que supone allende los Pirineos, parecer... lo que no se es.



 Se prepara para el peregrinaje por un desasosegado futuro para las rasas e invisibles personas de esta aldea ibérica. Porque la crisis de la II restauración borbónica no se limita a la decadencia de un pseudoimperio, en términos de brecha entre los que mandan y los mandados, es una crisis del propio sistema profundamente opaco, salpicado hasta los tuétanos por la corrupción, teñido de autoritarismo, clientelismo y exacerbadas desigualdades.

Sirviendo mayoritariamente a los intereses de una minoría, que acaba de informarnos sin pudor que los grandes patrimonios españoles pueden dar por concluida su crisis, los mismos que se han aprovechado de la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno para repatriar su dinero, y que ha permitido a los evasores legalizar 40 mil millones, peldaño que ha posibilitado que en plena crisis, aumente el índice de millonarios en la España rescatada.


Contrasta de forma indecente esta reseña, con las evidencias del informe de Cáritas, que recuerda que somos el segundo país de la UE con mayor índice de pobreza infantil, y el primero en mayor tasa de abandono escolar prematuro, culminándose el dato total de España con un registro de un 28,2 % de pobreza en este severo umbral.


En estas condiciones, ¿es decente vociferar la estabilidad del sistema? de una España que mira estupefacta, como narra la historia vivida en primera persona de quienes no reconocen ni los fajines, ni las obviedades de un discurso inevitablemente constitucional sobre la igualdad y la diversidad, pero sobre todo no aprueban que no resuelva la fractura y las facturas de este país. 


 
Y no es tiempo de Ulises, porque esto no es Ítaca.





Kechu Aramburu
Publicado el 21 de Junio del 2014,
en el Correo de Andalucia




















































viernes, 13 de junio de 2014

«Elemental, querido Watson»

Ya lo dijo recientemente su Majestad Juan Carlos de Borbón en una epístola de la que se hizo eco la web Real. Quiso decir que son «malos tiempos para la lírica», pero silenció el verbo poético de German Coppini, el músico creador de Golpes Bajos, y saboreó la fábula de Tomas Iriarte sobre Los dos conejos.
 
 La pluma prestada del monarca acentúa la difícil coyuntura que soporta el pueblo español y osa pedir la recuperación de valores como el trabajo, el esfuerzo y la generosidad, poniéndose en duda quizás que este país por abajo ya lo ha dado todo y está a la espera de recibir algo de los de arriba.
 
Y continúa balbuceando locuciones del siguiente tenor: «No es buen momento para escudriñar en las esencias, ni para debatir si son galgos o podencos, y cuidado con quienes amenazan nuestro modelo de convivencia».
 


 Y rubrica con la desahogada sentencia inhibidora de la justicia: «La sociedad española no debe buscar culpables de la crisis, sino soluciones contra ella» como si dependiera de los peatones el final de la estafa, de esta mega-crisis de la que están saliendo los que pueden, y coinciden con los que ya tenían y tienen añadidos recursos para nadar y bucear, en lugar de los que se están ahogando y no disponen ni siquiera de flotador para llegar a cualquier orilla.
 
En estos albores del siglo XXI, la mítica frase de Sherlock Holmes «elemental, querido Watson» actúa, aquí y ahora, como notaria de un portavoz del pensamiento único, y se traduce así, del lenguaje babilónico, nosotros, monarquía, jefaturas, poderes estamos indefensos, por lo tanto evitemos que la gente desnuda y libre pierda el tiempo elucubrando sobre los peligros que acechan a estas vulnerables personas, ya que se corre el riego de sucumbir ante ellos.



Es todo tan de Catón, está todo tan requetepactado, que sorprende tanta tinta emborronada, tantas secuencias excusativas sobre los corazones tricolores.




Nadie está sugiriendo retratos en sepia y menos inservibles juramentos sobre quién es más republicano o monárquico.


 Se trata de que los que no pueden hablar están pidiendo algo tan básico como el derecho a decidir el presente y el futuro de su país. Maquiavelo dijo «todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir al pueblo a la desesperación».

Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia el 13de Junio del 2014


























domingo, 8 de junio de 2014

Jaque-mate al pueblo


La Historia no solo es un currículo que se enseña en las Universidades, es sobre todo una hoja de ruta para aprender a no cometer errores. 
 

El Rey ha abdicado y ha nombrado a su sucesor, como en el Medievo o en situaciones de emergencia nacional. Legitima decisión, pero absolutamente restrictiva del principio democrático que prologa el texto constitucional.

Lo relevante del atropellado acto, es que sería un mero gesto melancólico del monarca, si la mayoría de las Cortes no lo convierten en rango de ley, que tienen la competencia de rechazar o aceptar; pero todo ha sido pactado, tanto que el núcleo de la futura ley es el propio discurso de su majestad.
El papel de la soberanía popular, mera espectadora del evento, de nuevo queda silenciada. La crisis de representación refleja que la mayoría del Parlamento de España sólo representa socialmente ya al 49% de los ciudadanos. El resto ni ha sido, ni va ser consultado.

Irresponsabilidad de quienes habitan en los oráculos del poder, al no querer aprovechar positivamente lo que podría ser la antesala de un consenso para el pueblo y con el pueblo, para darle la palabra a sus representados, inclusive a los que no pudieron votar la Constitución del 78, es decir el 64% de la población española que tiene actualmente derecho a voto, esos que no pudieron participar en el referéndum constitucional, ya que solo un 36% de los españoles actúales, pudo emitir un voto que llevaba impuesta la Corona, sobre la cual tampoco pudieron decidir.

Hay 22 millones de españoles que no pudieron pronunciarse entonces, ni tampoco ahora. Y se está argumentando con el fantasma de la inestabilidad, para que no se aborde un proceso constituyente que se inicie con la reforma Constitucional y desemboque en un referéndum, en el marco del proceso arbitrado en nuestra propia Carta Magna. ¿Por qué se tiene miedo al voto del todo el pueblo en la urnas cuando toque?

El Rey ha abdicado, ha renunciado, ha dimitido, eso en «roman paladín» significa el reconocimiento de la profunda crisis de Estado que vive España, no solo presidida por la credibilidad de la monarquía, sino de la mayoría de las instituciones.

Regeneremos pues este país, porque lo necesita y es posible, renovando y construyendo un nuevo consenso con todos, sin excepción.

Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 8 de Junio del 2014






























lunes, 2 de junio de 2014

¿Son frikis los votantes?


Friki (del inglés freak, extravagante, estrafalario) es un término coloquial para señalar a una persona cuyo comportamiento es inusual. La Real Academia Española ha acabado, en 2012, por añadir la entrada «friki» al avance de la vigésima tercera edición de su diccionario, definiéndola con tres acepciones, una de ellas refiriéndose a toda “persona que practica obsesivamente algo”. La conceptualización parece lo siguiente a sesgada, algo así como si los académicos consideraran “inmaduros” a todos los que no comulgan con el mismo patrón. 
 

La cultura Friki, tiene una máxima que reza “la normalidad es una estafa”. Y la descalificación del infantilismo, ya se sabe que las personas de provecho consideran inmaduro a todo aquel del que no se pueden aprovechar.


Me refiero a las declaraciones del asesor de cabecera de Mariano Rajoy, sobre la irrupción de un nuevo fenómeno: “Todos los frikis acaban planeando sobre Madrid”, o el Presidente de Metroscopia, poniendo en cuarentena el voto de un millón doscientos mil españoles, o los Florianos o Jarrones, preocupados por la deriva bolivariana del país.


 El tema no es la virtualidad de una opción política, sino que se tenga que usar la descalificación o la criminalización, cuando se acaban los argumentos. El interés social, estriba en que se ha señalado que, demasiada ciudanía se ha quedado en casa porque ha dejado de creer en las instituciones, o se ha dicho ¡Basta! a una determinada forma de hacer política, y sobre todo ha obligado a todos a repensar, a salir del inmovilismo, a hacer transparente y participativa la acción política, a no tener miedo al gigante.

Por eso, comparto algunas pinceladas anexas sobre nuestra literatura, cuando se alude al frikismo indudable de Cervantes, o de El Quijote, significando que las grandes novelas francesas e inglesas del XVII y el XVIII, que no hacían más que emular a El Quijote, son grandes novelas frikis. El siglo XIX español, francamente, no es muy friki, aunque ahí están Larra y, a ratos, Espronceda. A finales del XIX, nos encontramos con Unamuno, que era un inmenso friki, así como Baroja y Azorín. Borges es el mayor friki del siglo XX, un friki solo comparable a Kafka.
 
Por lo tanto sería aconsejable ladrar menos, aprender más y rectificar mucho más.

Kechu Aramburu del Río
Publicado en el Correo de Andalucia,
el lunes 2 de Junio de 2014