jueves, 29 de noviembre de 2012

La injustísima Justicia.



Desde el Derecho romano la Justicia consiste, como decía Platón “en dar a cada uno lo que le corresponde”.  Y ahora esta esquelética justicia, que ha sido el paraguas constitucional que nos ha permitido vivir armónicamente, aunque con goteras, es la siguiente pieza del tablero que piensa comerse Gallardón, para lo cual ha necesitado hacer el movimiento de las tasas judiciales, que contraviene el principio de igualdad ante la ley, y es la antesala del órdago final,  la indefensión masiva o el equivalente a dejar sin derechos al ciudadano sin recursos.

 El “copago en la justicia” es el escenario escogido por el Gobierno de Rajoy para dar “jaque mate” al  maltrecho Estado social. El“tasazo judicial”, convierte  la justicia  en un “artículo de lujo”, lo que hará en demasiados casos, inviables las demandas de divorcio, los recursos por despidos, las denuncias contra los bancos ¡Qué inmoralidad! 

Y para mayor gloria,  esta normativa  tiene un fuerte contenido disuasorio, por no poder acudir a la justicia  quienes  no tienen para imprevistos como puedan ser, entre otros afectados, algunas víctimas de accidentes de tráfico que deben pagar hasta veinte mil euros de tasa por un pleito, lo que puede provocar   “el efecto Oeste”, es decir tomarse la justicia por su mano  quienes no tienen otra alternativa.

Y cuando la desesperación, la impotencia, el desamparo, y la injusticia se hagan carne entre quienes no son ricos, y están dejados de la mano de dios y del Ejecutivo de Rajoy, puede pasar cualquier cosa y  entonces el gobierno de España, necesitará gestionar el caos y querrán resolver los problemas, como lo hacen los regímenes autoritarios, a “garrotazos” utilizando  medidas de orden público.

La poca vergüenza del Ministerio de Justicia que, con fines recaudatorios, decreta una vertiginosa subida de impuestos y, argumenta que las abusivas e indecentes  tasas, se adoptan por la excesiva litigiosidad que hay es este país,  ya que el año pasado entraron en los juzgados nueve millones de asuntos. Yo diría que nueve millones de injusticias, nueve millones de razones para impedir la impunidad del Estado, en este escandaloso atraco judicial. 

 Y porque la injusticia es una amenaza para la Justicia, quiero recordar a Thomas Jefferson, entonando la lapidaría frase “cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en deber".

Kechu Aramburu.
Publicado en El Correo de Andalucía 29-11-2012

jueves, 22 de noviembre de 2012

El silencio mata




Esa única fecha, que forma parte de una agenda institucional y social, que debería servir  para dejar  exclusivamente de conmemorar, de multiplicar  talleres, seminarios y eventos y buscar fórmulas de mayor utilidad para quienes tienen todas las papeletas de ser víctimas  de malos tratos, los cuales además reflejan la máxima  degradación de una sociedad, porque parte de sus miembros resuelven sus relaciones  “violentamente”.



Según datos oficiales emitidos por el Gobierno, en España hay 600.000 maltratadores, 2.150.000 mujeres confiesan haber sido maltratadas, y en el primer trimestre del 2012 se registraron 30.895 denuncias, 340 al día según el CGPJ, amén de las 43 mujeres  asesinadas en lo que va de año. ¡Malditas y tozudas cifras!




Por eso hay que señalar como el modelo educativo de este país está deslegitimado por su fracasado aprendizaje social,  basado en el que ama, controla y maltrata hasta provocar a menudo la muerte. Una cultura de la violencia diseñada con un perverso sentido de la propiedad masculina.



Los malos tratos contra mujeres se producen cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que toleran las agresiones. Aceptadas por una sociedad que ignora, silencia, invisibiliza y a veces, las familias, los vecinos, minimizan esta violencia y tienen comportamientos meramente compasivos.


 Los autores materiales son parejas, ex parejas, parientes, novios y esposos, todos tienen en común considerar a las mujeres  usables, prescindibles, maltratables y desechables. La cultura consolida esta violencia como inevitable y hay un reforzamiento permanente de imágenes, enfoques y mensajes, que legitiman la violencia estructural. La descarada y terrible omisión en los PGE del próximo año, que recorta un 24,1% las políticas de igualdad, y un 6,8% las destinadas a violencia de género, demuestra el deshonesto modus operandis gubernamental.  Estamos  ante una “violencia ilegal pero legítima”.


La violencia contra la mujer no es fenómeno  privado, es erradicable si cambian las condiciones de vida, si cambian las relaciones entre los géneros, si cambian las relaciones del Estado con las mujeres y, desde luego, en un sentido democrático del género.

Y puesto que la violencia es el último recurso del incompetente, y abundan.  Abracemos la igualdad, no sólo como un derecho sino como un antídoto contra la violencia de género.


Kechu Aramburu 
Publicado en el "Correo de Andalucia" el 22 de noviembre del 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

No ha sido una huelga



No ha sido una huelga, ha sido una hazaña, ha sido un acto heroico, de objetivos minimalistas, vinculado a la ética de la responsabilidad. Con todos los elementos en contra, con amigos y enemigos en contra, con la mayoría de la prensa en contra, el gobierno en contra, la derecha en contra, el centro en contra; los empresarios en contra, algunos sindicatos en contra,  el desapego a la representación sindical en contra; las economías familiares en contra, el miedo en contra, la ceguera de no querer ver la realidad en contra, con el pesimismo en contra. Con la retórica de que las huelgas no sirven para nada en contra, con el latiguillo de que el país no está para huelgas en contra, con la excusa del hartazgo de la cosa política y los políticos  en contra, con el  sibilino lobby creado tajo a tajo de mentiras inventadas e interesadas  en contra. Con el argumentario de la troika que ha traducido Rajoy al castellano,  y que se han aprendido con muchísima facilidad, quienes teorizan los efectos nocivos de una huelga, con estos que no son pocos también en contra.  Y cuidado con las misiones olvido, porque todo lo que no avanza empeora, y aquí no hay más motores que los que andan.

  Alguien documentado puede afirmar que las conquistas de derechos que poseen los que no van a las huelgas, no están construidos de movilizaciones, y requetehuelgas con costes para quienes las hacen, y privilegios para quienes las ven hacer.

 No hay sermones, ni púlpitos, ni reproches, hay una profunda amargura, por ver cómo nos están arrebatando trozo a trozo la vida, mientras nosotros nos dedicamos a coleccionar excusas, instalados en la cultura del victimismo,  del derrotismo, en la disuasoria práctica del avestruz, de pensar que Bertolt  Brecht sólo era un poeta.

Estamos obligados a responder, por responsabilidad con nuestros hijos y con nuestros padres, por responsabilidad con los suicidios tangibles y con los anónimos, por responsabilidad con quienes ya no pueden más, por responsabilidad con nuestra propia dignidad, para tener la autoridad de tener hechos los deberes ciudadanos y poder pedir cuando lo necesites. Hay que recordar siempre las barbas del vecino, como antídoto contra la desidia y la abulia intelectual y emocional, y sobre todo saber que el  virus del egoísmo personal  tiene efectos devastadores.

Por eso  la riqueza de un pueblo no es ni su oro ni su plata, sino la capacidad de dar repuesta. 

Kechu Aramburu.
Publicado el 15 de noviembre de 2012 en  El Correo de Andalucía.