lunes, 2 de abril de 2012

EL MANDATO DE LAS URNAS NO ES INTERPRETABLE

(Publicado en "El Correo de Andalucía" el 2 de abril del 2012).

Cuando cualquiera de los miembros, de las tres o cuatro generaciones, que el 29M fue a la Huelga General, acababa de ejercer su derecho al voto en las elecciones andaluzas, dando como resultante una mayoría social, política, electoral, matemática y parlamentaria de izquierdas. No se le ocurrió pensar, que su voto fuera a ser usado para otra cosa, más que para elegir el gobierno de su comunidad, y por eso habló, alto y claro en las urnas, y desde luego para no ser interpretado por intereses impropios a los de Andalucía, y los de su ciudadanía.

No sólo se ha emitido este voto altamente responsable, de emergencia, de contención, de anti-crisis, de compromiso corrector de las desigualdades sociales, territoriales y de género, de regeneración democrática, de apuesta por lo público, por la igualdad de oportunidades, por priorizar la creación de empleo, y por garantizar el estado del bienestar social, de reforma fiscal, financiera y administrativa. Un voto de alternativa, para que se grave exclusivamente a quienes pueden, y deben pagar, los excesos que han provocado la voracidad de los mercados y sus correspondientes aliados.

Tampoco se emitió el voto, sólo para ser determinantes, no es un concepto que maneje la gente, que vota para que se le arreglen los problemas. La gente no piensa en el hipotético coste electoral, en eventos futuros de las fuerzas políticas, por asumir responsabilidades en tiempos de vacas flacas. La gente no vota sólo para la operación algebraica, superestructural, de desmontar el bipartidismo, que también, la gente no vota para que exclusivamente se haga girar al aliado, la gente no vota para la ilustrada excusa de influir sin mojarse , la gente no vota desde la perversión de pensar que la pluralidad, y que las fuerzas minoritarias hasta la fecha son votadas sólo para denunciar y controlar, que por supuesto, o para inmaculadas oposiciones, y no para la útil, necesaria y demandada tarea ahora de gobernar, además intrínseca a cualquier fuerza política, que no tenga vocación de ser exclusivamente testimonial.

Este voto andaluz, de marcado carácter federal, de aviso europeísta, va dirigido también a quienes piensan que habían conseguido convencer a las clases medías, a la juventud, a las mujeres, a la clase obrera, a las personas desempleadas, jubiladas, incluso a las agencias de sondeos, de que sólo la derecha tiene el crédito, para gestionar y recomponer la ruinosa arquitectura económica, que la avaricia de los que acumulan, y especulan sin pudor, ha provocado en este maltrecho pueblo.

Las fuerzas políticas no pueden ser el problema, tienen que ser parte de la solución; el voto supermeditado, coherente y consecuente de la izquierda andaluza, no es un voto toxico, ni adulterado, y mucho menos envenenado, es un voto dirigido al corazón y a la razón, de quienes tienen que asumir la responsabilidad histórica, que le han encomendado aquellos y aquellas a quienes se les pidió el voto, justamente para eso, para poner las cosas en su sitio.

El aval no es para operaciones superfluas, ni para toda la vida, se renueva o se amplía la confianza, en la medida que el voto sea una inversión, no sólo para reformar sino para reformular otro modelo, más justo, solidario y equitativo.
Si cuando Andalucía ha pedido a voces el 25M, y el 29M, un gobierno de izquierdas, después de conocer y constatar la letra pequeña, así como la oculta del programa azul, se la deja tirada, me temo que el tren del progreso no volverá a pasar, ni a parar, en la estación de Andalucía, por lo menos a medio plazo.

Para interpretar están los actores y las actrices, para ser fieles con el electorado las fuerzas políticas solventes, éticas, democráticas y permeables a anteponer los intereses de la ciudadanía sobre cualquier otra hipótesis de futuro, por muy legitima que se antoje, nada más noble que el viejo y desusado principio, que el de servir al pueblo.

Kechu Arámburu del Río

Sevilla, 30 de marzo del 2012.