jueves, 27 de diciembre de 2012

La "babilónica" Navidad.



 La Navidad es la fecha de una fiesta romana que celebraba el solsticio de invierno. En el siglo IV fue adaptada a la nueva religión romana, ya que Jesucristo no nació en diciembre sino en agosto, y tampoco en el año 0 sino en el -7, y fue  el Papa Gregorio XIII el autor material de semejante trasiego en el santoral durante el siglo XV. No hay evidencias del belén en el 24 ni siquiera en los evangelios de San Lucas y San Mateo.


La Iglesia católica, bajo la influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno, decretó  la fecha  de la Natividad el 25 de diciembre en el año 345, como forma de asegurar la conversión de los fieles que tradicionalmente celebraba el  solsticio de invierno. En Roma en ese tramo del calendario se celebraba “La Saturnalia” (dios de la agricultura) tal evento consistía en banquetes y diversiones, o sea  comer y  beber.  Con algunas dificultades se absorbió esta fiesta pagana, unificándose su reconocimiento oficial y dando origen a  la gran feria del consumo de  la Navidad.


Su complementario, aunque de menor intensidad, es el personaje de Papa Noel o Santa Claus, a la sazón el obispo cristiano San Nicolás, y es con la tradición holandesa medieval, inmigrada y reinventada en lo que luego fue la Nueva York de los EEUU, quienes han consagrado, con la inestimable ayuda de la multinacional Coca Cola, la bonachona festividad, asegurando la leyenda urbana que fue dicha marca la que dio los colores en la ilustración encargada en 1.931 a Habdon Sundblom, para promocionarlo y promocionarse.


El “boom” consumista tiene sus orígenes donde la historia  no contada sitúa los intereses, en unos casos  de la Iglesia, en otros de las marcas y asociados. Desde el siglo XIX, la Navidad es sobre todo vivir bajo una consigna grabada a sangre y fuego en la frente de todos los mortales, seas pobre o rico, niño o mayor, del norte o del sur, todos los cristianos o no, todos sin excepción estamos sometidos a la férrea disciplina de comer pantagruélicamente, consumir, gastar, usar, tirar, regalar, adornar  y celebrar, aunque estemos con el agua al cuello, aunque haya cada vez más pobreza severa, aunque no haya nada que celebrar.


¡Qué requetebién tiene organizada la sociedad el temerario sistema capitalista, en diciembre toca paliar la crisis consumiendo y en enero consumiéndonos! Por eso a Dios lo que es de Dios, y al capitalismo lo que es del capitalismo.

Kechu Aramburu.
El Correo de Andalucía, 27 diciembre 2012.