En la mar, cuando hay marejada, cualquier capitán que se precie salva primero
a los mayores y a los niños, se supone
que son los más indefensos y vulnerables, pero sobre todo se entiende que
son los dos estamentos que salvaguardan mejor la especie.
Hoy el patrón de esta nave desprovisto
de las virtudes de su fe, como son la
compasión y la misericordia, porque la
justicia y la equidad las considera como conceptos caros y en desuso en tiempos
de recesión, ha optado por tirar por la
borda y sin flotador todo lo que según su ideario no produce y no le genera
beneficios, y ha empezado por las mujeres a las que está devolviendo al hogar, ellas que debieran ser la otra
franja protegida de la tripulación por el valor añadido que aportan a la
sociedad.
Los siguientes han sido nuestros
mayores, que se les ha suspendido el derecho a sobrevivir, a ellos y a casi la
cuarta parte de los hogares en los que todos sus miembros están en paro y se
sostienen con la pensión del abuelo, y que la penúltima medida Báñez ha sido
“touché” para ellos.
Y ahora, les toca a los niños, esa es la
siguiente remesa nuestros hijos y nuestros nietos, ahora le toca ahogar la
escuela. El reciente informe internacional relevante y revelador nos acaba de
recordar las carencias del sistema educativo español, muy por debajo de la
media de la OCDE y de la UE en lenguas, en ciencias, y en matemáticas sólo
superamos en el ranking a Rumania y Polonia, con sólo un 1% de alumnado
excelente. En este desolador océano lo único
evidente es que el Titanic de la educación terminará yéndose a pique si no lo
reflotamos ya, porque los condicionantes que están provocando estos resultados
han empeorado significativamente con los macro recortes del tándem Rajoy-Wert:
el contexto socioeconómico familiar, la formación permanente e integral del
profesorado, la metodología del proceso enseñanza aprendizaje, la dimensión de
la convivencia dialogada como tronco de las buenas prácticas educativas, los
inadecuados instrumentos de evaluación, la insuficiente y sesgada financiación de las partidas
presupuestarias correspondientes.
Estos
factores visiblemente deteriorados, junto con las recetas que acaba de aplicar
el gobierno de España y, tras haber abandonado las ratas el barco, en este caso
los evasores fiscales, el naufragio está servido.
Kechu Aramburu.
Publicado en El Correo de Andalucía.
13 diciembre 2012