sábado, 15 de diciembre de 2012

CON LA ESCUELA NO SE JUEGA


En la mar, cuando hay marejada,  cualquier capitán que se precie salva primero a los mayores y a los niños,  se supone que son los más indefensos y vulnerables, pero sobre todo se  entiende que  son los dos estamentos que salvaguardan mejor la especie.

Hoy el patrón de esta nave desprovisto de las virtudes de su fe, como son  la compasión y la misericordia, porque  la justicia y la equidad  las considera  como conceptos caros y en desuso en tiempos de recesión, ha  optado por tirar por la borda y sin flotador todo lo que según su ideario no produce y no le genera beneficios, y ha empezado por las mujeres a las que  está devolviendo  al hogar, ellas que debieran ser la otra franja protegida de la tripulación por el valor añadido que aportan a la sociedad.

Los siguientes han sido nuestros mayores, que se les ha suspendido el derecho a sobrevivir, a ellos y a casi la cuarta parte de los hogares en los que todos sus miembros están en paro y se sostienen con la pensión del abuelo, y que la penúltima medida Báñez ha sido “touché” para ellos.

Y ahora, les toca a los niños, esa es la siguiente remesa nuestros hijos y nuestros nietos, ahora le toca ahogar la escuela. El reciente informe internacional relevante y revelador nos acaba de recordar las carencias del sistema educativo español, muy por debajo de la media de la OCDE y de la UE en lenguas, en ciencias, y en matemáticas sólo superamos en el ranking a Rumania y Polonia, con sólo un 1% de alumnado excelente.  En este desolador océano lo único evidente es que el Titanic de la educación terminará yéndose a pique si no lo reflotamos ya, porque los condicionantes que están provocando estos resultados han empeorado significativamente con los macro recortes del tándem Rajoy-Wert: el contexto socioeconómico familiar, la formación permanente e integral del profesorado, la metodología del proceso enseñanza aprendizaje, la dimensión de la convivencia dialogada como tronco de las buenas prácticas educativas, los inadecuados instrumentos de evaluación, la insuficiente y   sesgada financiación de las partidas presupuestarias correspondientes.  
  
Estos factores visiblemente deteriorados, junto con las recetas que acaba de aplicar el gobierno de España y, tras haber abandonado las ratas el barco, en este caso los evasores fiscales, el naufragio está servido.
 
Kechu  Aramburu.
Publicado en El Correo de Andalucía. 
13 diciembre 2012