sábado, 22 de diciembre de 2012

AÑO MARIANO

Como recordarán “Año Mariano” es una película dirigida por Karra Elejalde y Fernando Guillen Cuervo, cuyo argumento era el siguiente: Mariano sufre un accidente de coche en una plantación de marihuana que está siendo incinerada por la Guardia Civil. En estado semiinconsciente e intoxicado de cannabis sufre una alucinación en la que cree haber visto a la Virgen. La gente le cree y, gracias a los cuidados de una monja y a los servicios de Toni Towers, un avispado showman y promotor de espectáculos de medio pelo, Mariano se convierte, de la noche a la mañana, en un santón iluminado.

Pero no es a la cinematografía española a la que pretendo aludir, es al aniversario en el día de hoy de la llegada al poder de Mariano Rajoy. En su programa electoral a sabiendas de la herencia, prometió el oro, durante  la investidura  nos salpicó con la plata, y una vez instalado en Moncloa reparte hojalata.

En su hoja de ruta aparece exquisitamente explicado su itinerario, acompañado de un tosco y redundante argumentario que funciona casi impecablemente, eso sí envuelto en un minucioso “plan de distracción” desigual y combinado, instalado en cada rincón de España, santorales, ferias, verbenas, romerías, belenes, cabalgatas, cofradías, casetas,hermandades, peñas, ligas, sálvames, móviles, tablets y partiditas.


Antes fue pan y circo, luego futbol y toros, ahora es más sofisticado y diverso como la sociedad misma, y hay sutiles mecanismos de envolvimiento y acaparamiento de los votantes, la mayoría silenciosa está ocupada y estresada, el pueblo no tiene tiempo para pensar, el pueblo sufre en silencio, incluso se suicida en silencio.

Está tan perfeccionada la estrategia de “community manager”, que  decidió que el rostro y la voz de su contrarreforma tuviera el perfil amable de mujer en femenino, para tranquilizar, para maternizar a la sociedad con ellas, con Cospedal y Sáenz de Santamaría,  en cambio en el Ministerio de Educación que lo tenía previsto igual que con Mato en Sanidad, no fue posible porque ese cupo era y es de la Iglesia y ya sabemos de la masculinización de dicha Institución.


Una gobernanza de diseño, un país de laboratorio, un pueblo tratado como  covachas, el aplicado sistema de ensayo/error de Eliot, y un experimento fracasado, que deja en el camino el sabor amargo de la derrota anunciada, de un modelo de sociedad fracturada y arruinada  por un puñado de euros.

Kechu Aramburu.
El Correo de Andalucía, 20 diciembre 2012