martes, 21 de abril de 2015

¿De quién es Andalucía?



No hay suficiente cuerda para atar esta tierra, ni dinero para comprar a este pueblo, no hay suficiente tela para ninguna bandera que pueda envolver este territorio, no hay promesa suficiente que pueda embaucar al Sur.

Se ha acabado el tiempo del amor preelectoral, electoral y postelectoralmente, no se puede jugar al Monopoly con la gente, como si estuviéramos en el Al-Ándalus de la Edad Media. Todos saben cuál es el objetivo del juego de mesa comercial, más vendido del mundo, hacer un monopolio de oferta, poseyendo todas las propiedades inmuebles que aparecen en el juego. Los jugadores mueven sus respectivas fichas por turnos en sentido horario alrededor de un tablero, basándose en la puntuación de los dados,  caen en propiedades que pueden comprar de un banco imaginario, o dejar que el banco las subaste en caso de no ser compradas. Si las propiedades en las que caen ya tienen dueños, los dueños pueden cobrar por pasar por su propiedad o quien caiga podrá comprárselas. Las reglas están escritas, pero se permiten todos los enjuagues domésticos, aunque sean inadmisibles.

 


Hay tantas similitudes en el imaginario de hoy,  sobre esta parte soberana de España y el entretenimiento del que se han vendido más de 275 millones de juegos en todo el mundo, estando disponible en 111 países y en 43 idiomas.  Además curiosamente en 1959 dicho juego estaba prohibido en Rusia. En Alemania  se introdujeron mapas de huida, brújulas y limas de contrabando en los tableros de Monopoly, en los campos de prisioneros de guerra durante la II Guerra Mundial,  se metió dinero real para los fugitivos entre los montones de dinero de Monopoly.  Así se las gastaban entonces… pero ahora aquí o allí, en Sevilla o en Madrid, ¿cómo se mueven los hilos? Notamos desde las atalayas,  desde el asfalto puro y duro y desde el fango, muchas interferencias,  que van de Alaya a Grecia. 

Andalucía, es una aldea global, que no quiere continuidad sin correctores, y menos retroceder a la pre-política nacional. Sin mercadeo, dejen que el pueblo se exprese sin bozal. Dejen el alma libre de Andalucía volar.

Kechu Aramburu del Río
Publicado en el Correo de Andalucía
el  26 de Febrero del 2015.