miércoles, 13 de agosto de 2014

Vidas enterradas

Santo Tomás de Aquino (1.225 ), Suma Teológica: «En lo que se refiere a la naturaleza del individuo, la mujer es defectuosa y mal nacida, porque el poder activo de la semilla masculina tiende a la producción de un perfecto parecido en el sexo masculino, mientras que la producción de una mujer proviene de una falta del poder activo». 
 
Código de Hammurabi (Rey de Babilonia, 1792) 129: «Si la esposa de un señor es sorprendida, acostada con otro hombre, los amarrarán y los arrojarán al agua».


A Gabriel García Márquez (1927) se lo perdonaron todo, hasta ese último libro, Memoria de mis putas tristes, apología de la violación, la misoginia y la violencia contra las mujeres, que recibió el mismo aplauso que sus magníficas obras anteriores, y no era ficción nacida de la mirada, era la pluma del escritor. Todos coinciden, la mujer es inferior.


En el siglo XXI continuamos fabricando cultura masculinizada, construyendo sociedades duales, de varones y hembras, de fuertes y débiles, de dueños y esclavas. Y ahora cuando al final de esa monstruosa arquitectura de relaciones económicas, emocionales y demás variables, algunos de ellos terminan matando a su propiedad privada, las mujeres, se enciende semanal o mensualmente el piloto ámbar, a modo de recordatorio de «ha caído otra».


Algunas instituciones arbitran paquetes de medidas de Mejoras de los Procedimientos, las organizaciones de mujeres nos manifestamos, en las localidades se declara luto, y todo sigue igual, ¿no será que la respuesta o no es la adecuada, o es cuanto menos tremendamente insuficiente?
En ausencia de otros patrones, se siguen elaborando identidades a partir del dominio y la posesión. Esta constatación supone un clamoroso fracaso político. No podemos permitir ningún retroceso en los instrumentos de prevención ni facilitar el desarme social y cultural frente a esta insoportable violencia.

El feminicidio, en tanto que asesinato sexista, es la cima de la normalización y la tolerancia de la violencia de género, erradicarlo es una emergencia social, que requiere una determinación total y global, y es una condición para no agrietar más la democracia.

Kechu Aramburu del Rio
Publicado el martes 12 de Agosto del 2014
En el Correo de Andalucia.