viernes, 1 de agosto de 2014

La escopeta nacional


No es irrelevante que, quien haya puesto la dinamita para el diálogo fracasado de Mas y Rajoy, haya sido el propio Ministerio de Hacienda, el que ni ayer, ni en el pasado desveló, aún sabiéndose o sospechándose, la multimillonaria evasión fiscal del muy deshonorable Pujol, presidente durante casi un cuarto de siglo de su tierra, amén de marido político del trueque, contante y sonante de la derecha española en los años de secano parlamentario. 

Ahora precisamente le han retirado la bula para seguir estafando a lo grande a su pueblo y al de al lado. Munición utilizada con el objetivo de adentrarse por la puerta trasera, para hacer tambalear el plan soberanista del hijo político. Esta artillería de uno de los sobrados de la ingeniería financiera no sólo tiene efecto boomerang para los autores, es que acaban de poner el ventilador de aspas a toda revolución.


La caída de uno de los iconos de la transición, con todo el arsenal y el árbol genealógico a cuestas (si Santiago Carrillo levantara la cabeza…) es profundamente pedagógico, en el sentido de la lección aprendida, todo es tocable, todo es revisable, aquí no caben las epístolas lacrimógenas del mea culpa y demás mamarrachadas autocompasivas del patriarca de la saga.


Este símbolo de la caída, nada insignificante y, provocada del emperador catalán, demuestra no que estamos tocando fondo, sino socavón, este affaire no sólo es un verbo de carácter judicial, o de responsabilidades políticas, es un marcador del final de una era adulterada y prostituida, en el que contribuyentes y gobernados hemos sido ninguneados.


Se debe levantar la alfombra, para que las cosas de su transparencia y sus amnistías fiscales dejen de ser la tapadera de la Sodoma contable española. Decía Gandhi que «en la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos».

Kechu Aramburu del Rio
Publicado en el Correo de Andalucia 
Viernes 31 de Agosto del 2014