Cayó el muro de Berlin, las Torre
Gemelas, Bin Ladem, Muamar el Gadafi, Berlusconi, Sarkozy y Lehman
Brothers.
El capitalismo se precipita por una vereda extraordinariamente salvaje, sin posibilidad de regenerarse, como en anteriores crisis del modelo.
Y la vieja Europa sucumbe ante un
ajuste de cuentas con el Estado del Bienestar, que en España, al
igual que en la mayoría de los países, cobra
dimensiones altamente toxicas para la población, especialmente la femenina, lo que obliga a
replantearse todas las estrategias, sin excepción.
Consciente de que estamos cerrando una
época, y buscando parámetros para la apertura del nuevo ciclo,
donde todo debe ser revisado, desde los modelos de representación
hasta los instrumentos de participación, desde las estrategias
políticas a las económicas, desde las sindicales hasta las de
género.
Los movimientos emergentes del último
periodo, como las primaveras árabes, o como el movimiento del 15 M,
apuntan y señalan indicadores novedosos, potentes y significativos,
pero que en unos casos parcializan la realidad y en otros como en
los temas de género no acaban de resolverse, por utilizar un término
epidérmico.
Desde el reconocimiento del papel que
ha jugado el movimiento feminista en este país, y la indiscutible e
indiscutida aportación del Forum, a los avances en políticas de
igualdad, y por lo tanto a la consolidación de la democracia social. Haré algunas consideraciones, aunque no pretendo
amplificar, pero si señalar algunos de los desencuentros y distracciones
en nuestros dilatados recorridos, como los empleados en la mega visibilidad
del lenguaje (os/as), en paternidades del discurso (de la diferencia
o de la igualdad), en tácticas des-aceleradoras (en alianzas de
clases o estrictamente de género), y así hasta la atomización el
movimiento, cuando no de la fracturación del mismo.
Y mientras el poder de las
instituciones, el poder de las fuerzas políticas, el poder
económico, mediático, judicial, el poder con
mayúscula, ha ido manipulando, asumiendo perversamente nuestro
discurso, hasta formar parte de las plantillas: desde la mano de hierro del FMI ( Cristine Lagarde), hasta la capataz de los designios de Europa (A. Merkel), desde la número uno del partido
mayoritario (Cospedal), hasta la número dos del Gobierno (Santamaría), desde la conciliación laboral para
justificar la precarización laboral femenina, hasta la feminización
de la la ley de la dependencia para justificar la incorporación de
las mujeres al mundo laboral.
Y todo ello hasta llegar a una
constatación irrefutable de que el único sistema de dominación,
que no ha entrado en ninguna crisis estructural, es "el
patriarcado".
Por ello considero que estamos obligadas
a revisar y reformular, algunas de nuestras categorías y de ninguna
de las maneras considerarlas absolutas en el trazado de las “Nuevas
Estrategias”:
1ª-Entiendo que el valor de la
equidistancia (entre institucionalista, y extra- institucionalistas
), es un considerando que acaba siendo rupturista, que deslegitima a
las otras, estereotipando roles complementarios, situandonos nosotras
como “las cascos azules del movimiento”, papel de extrema soberbia
del que deberíamos huir.
2º- Porque anula el principio de
confluencia, que planteo considerar como elemento superador de las
alianzas, que suelen fraguarse con tintes antidemocráticos por
desvalorizar las minorías.
3º- Igualmente deberíamos
responsabilizarnos de salir del discurso de la resistencia, como vía
exclusiva de salvaguardar las conquistas.
4º- La supervivencia orgánica y
representativa es un medio, y no sólo un fin.
5º- La participación social e
institucional de movimiento, si no es vinculante, nos sitúa en el
terreno de la justificación y la coartada política, y presupuestaria
de los poderes.
6º- Descatalogar la paridad
cuantitativa, por ser un objetivo superado y manipulado, que da
cobertura a las democracias formales con carácter aritmético, y no
cualificado.
7º- Trabajar para neutralizar las
tentaciones de feminismo único, para poder consolidar la cultura del
multifeminismo.
8º- Considerar el objetivo del
empoderamiento, como una propuesta de reconstrucción de los ejes
individuales y sociales.
9º- Desmontar la instrumentalización
de las cuotas, para reorganizar la representación y la toma de
decisiones.
10º- Reestructurando el discurso
feminista en torno al género, y no en torno al hecho biológico.
11º- Convertir las debilidades
atribuidas a nuestro género en fortalezas como antídotos de la
dominación.
12º- Por lo tanto nuestra estrategia
globalizadora e interdisciplinar, debería dibujar
“el circulo violeta” de la :
“el circulo violeta” de la :
. La formación.
. La reflexión.
. La intervención.
. La acción
. La confluencia.
. La evaluación.
-En este sentido el indicador por
excelencia de éxito para nosotras, como agentes del cambio, es
influir para aminorar los mega- efectos de la crisis sobre las
mujeres.
-Para todo ello es necesario:
“ ser competentes como parte del
movimiento feminista”
-Y para ello es inevitable sobre todo:
“Que dejemos de ser seres de adecuación , para convertirnos en seres de transformación”.
Madrid 12 de mayo del 2012
Presidenta del Forum de Política Feminista de Sevilla
Kechu Aramburu del Río