
Empezaré remitiéndome al origen del término nuclear
del título de esta sesión del curso: educación.
Como bien saben, educación viene del latín educare, que significa conducir, formar, instruir.
La educación es un proceso multi-direccional, mediante el cual se transmite el conocimiento, que se fragua en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos, mientras que la no formal se refiere a los cursos, academias, e instituciones, que no se rigen por un particular currículo de estudios, y la educación informal
es aquella que fundamentalmente se recibe en los ámbitos sociales, pues
es la educación que se adquiere progresivamente a lo largo de toda la
vida.
En este marco plantear como la educación es
el marcador del Estado del Bienestar Social de un país.
Es de tal magnitud el carácter estratégico de la
educación, que en España siete de cada diez leyes orgánicas, en el Congreso de
los Diputados, se han aprobado con el consenso entre el gobierno y la
oposición; las leyes sobre políticas educativas cero, es decir ninguna.
Por ejemplo, en Finlandia la educación es pública y
gratuita, desde que se nace hasta el doctorado en la Universidad, se supera el
seis por ciento en producto interior bruto en educación, y tiene la economía
más competitiva del mundo.
El último informe remitido sobre los países de la OCDE
nos suministra los siguientes datos: en lectura Finlandia está en el puesto
número uno, y España empata con Hungría en el puesto veinte.
En matemáticas Hong Kong (China) está en el puesto
número uno, y España la veintidós, en la cola de los países desarrollados.
En Finlandia se invierte en I+D el tres por ciento del
producto interior bruto (3% PIB), y en España del 0,8 al 1,3%, cifra record en
1990.
Durante la crisis de los noventa Finlandia salió de la
crisis gracias a la formación de sus personas trabajadoras y a las inversiones
en innovación y tecnología. Y hoy gracias a su sistema educativo afronta la
crisis con mayor ventaja competitiva.
Su tasa de paro es la mitad de la española, y el
déficit público cinco veces menor.
En España sólo el treinta y cinco por ciento
(35%) de los jóvenes opta por la
formación profesional, frente al cincuenta y dos por ciento (52%) de la OCDE, o el ochenta y ocho por ciento
(88%) de Finlandia.
Según el informe Panorama, presentado por la
Secretaria de Estado para la Educación, la tasa de desempleo diminuye según
aumenta el nivel educativo, es decir a más educación menos paro, lo que da como
resultado que la educación es la clave del éxito en Europa.
Algunos datos ilustrativos en esta línea:
Estados Unidos tiene la mayor inversión por alumno/a
del mundo, dos mil dólares por persona en formación, es decir duplica el gasto
con respecto a España.
En este sentido se inicia un nuevo punto de inflexión,
los países más desarrollados empiezan a invertir la tendencia inversora, y
comienzan a hacerlo en función de las demandas del mercado laboral, estudios
medios y tecnicaturas.
Algunas cuestiones más: sólo el cuarenta por ciento de
los jóvenes de veinte años tiene un nivel superior al bachillerato o FP. España
sólo supera en la tasa de titulados a Malta y Portugal.
En España el treinta por ciento (30%) de las personas
que acceden a la Universidad, en Europa no terminan la carrera el quince por
ciento del estudiantado.
Los titulados cobran en Francia el doble que en
España, y en el Reino Unido el 140%.
Lo que nos lleva a la conclusión de que la formación
no está suficientemente valorada en España. Los siguientes datos corroboran
esta afirmación:
· El 50% de los
españoles entre veinticinco y sesenta y cuatro años sólo tienen estudios
obligatorios.
· El fracaso
universitario cuesta unos tres mil trescientos millones de euros al año (3.300.000.000
€).
· Cada alumno que
abandona o repite, cuesta siete mil (7.000) euros al Estado.
· El tiempo medio
de los estudiantes en el Campus es de seis años.
· Las tasas que
paga el alumno es el siete por ciento (7%) del coste.
· Los suspensos,
incluida la enseñanza secundaria, cuestan al Estado el cero con cuarenta y tres
por ciento del producto interior bruto (0,43% del PIB).
Hechas estas consideraciones decir que la Unión
Europea no tiene competencias educativas, están residenciadas en cada país.
Pero entre todos los países miembros fijan objetivos comunes, financiando la
UE, en el caso de España numerosos programas de estudios, en términos
económicos, desde el 2007 al 2013, la UE a destinado a formación siete mil millones
de euros (7.000 millones €). Además la UE tiene, y asume, una gran capacidad de
instar a los Estados miembros a que adopten las medidas necesarias para
alcanzar los objetivos estratégicos.
Lo
más reciente:
1. Aumento considerable de la inversión per cápita en
recursos humanos, vía universidades.
2. Reducción del número de personas de 18 a 24 años que
sólo han cursado enseñanza básica obligatoria.
3. Conexión a Internet, personalizada, y construcción de
redes de Centros de formación.
4. Definir las nuevas cualificaciones básicas en
formación continua (tecnología de la información, idiomas, cultura tecnológica,
espíritu empresarial, habilidades de socialización), estimulación de la
movilidad de estudios y profesorado.
5. Creación de un módulo común de currículo vitae.
Todo lo dicho sería una mera declaración de
intenciones si no se ponen en valor, de forma individual, los bonos que hoy
cotizan en la bolsa de la educación: esfuerzo y cualificación.
La fórmula, además, es para hacer del conocimiento la
columna vertebral de la Unión Europea, ya que se ha constatado queriqueza de un país. a mayores
niveles de educación, mayores niveles de
En la década que hemos iniciado, la Unión Europea insta a que esté enmarcada por los siguientes parámetros:
·
Más calidad,
eficiencia y eficacia.
·
Más equidad, más
cohesión social, más ciudadanía activa.
·
Más creatividad,
más innovación.
·
Evaluación
permanente de los procesos y de los resultados.
En este sentido no podría obviar hacer una breve
referencia al Plan Bolonia, que consiste en la colaboración dentro de la Unión
Europea de unos con otros países para crear el espacio europeo de educación
superior, cuyo objetivo es tratar de hacer posible el reconocimiento mutuo de
ciclos, cualificaciones y normativas.
En esta línea de información seleccionaré algunos de
los elementos de aplicación:
·
Un crédito
equivale a veinticinco o treinta horas de trabajo, dentro o fuera del aula.
·
Reducción de las
horas de clase a favor de las autorizaciones.
·
La educación
superior se divide en:
o
Un grado de
orientación generalista de cuatro años.
o
Un postgrado o
master de especialización.
o
Un doctorado, que
sería el tercer periodo del ciclo, o tercer ciclo, cuya temporalidad sería de
dos años.
Ejemplifico: en este año se matricularon en estudios
de doctorado casi cien mil alumnos, y sólo el treinta por ciento logró
acabarlos.
Otro de los objetivos troncales del proceso de Bolonia
consiste en pasar de la adquisición del conocimiento a la adquisición de
habilidades.
Y para ello serán requisitos:
· Acreditación
· Evaluación
interna y externa.
· Finalizar con un
diploma suplementario, en el que se detallarán las competencias adquiridas y
las asignaturas cursadas, aparte de otros datos identificativos.
· No habrá
diferencia entre licenciatura y diplomatura, salvo en Medicina, Arquitectura e
Ingeniería.
En esta línea argumental no quiero obviarle los
riesgos de dicho plan, ejemplificaré los siguientes términos: los déficit
adquiridos por las universidades españolas, al igual que en otros países ha obligado
a recapitalizar las universidades:
· Aumento de las
tasas. Subida de hasta un 8,2% en el precio de los créditos, o mediante
inversiones de empresas privadas.
· Se pretenden
menos titulaciones y menos masteres
· Un encarecimiento
disuasorio de las matriculas.
· Sustitución de
las becas por los prestamos-renta.
Este paquete de aplicaciones produce una inevitable
mercantilización del conocimiento, en este sentido informarles que las empresas
más influyentes en la reorganización del sistema educativo, es el lobby
determinante en la oferta del diseño de los planes de estudio. Estas serían
Nestlé, British Telecom, Renault, Siemens, etc.
Y una vez llegado a este punto es
necesario retomar e insistir en parte del conocimiento inicial:
· La Unión Europea
no tiene competencias sobre los sistemas educativos nacionales. La
administración, la estructura, la financiación, la organización y el currículo
de los mismos es estrictamente potestad de los Estados miembros.
·
La política
educativa de la Unión Europea hay que entenderla como una serie de
orientaciones que pretenden apoyar y complementar, siempre desde el principio
de subsidiariedad de los Estados miembros. Estas se componen de una serie de
programas concretos con cargo a los presupuestos comunitarios, como los conocidos
Erasmus, Sócrates, Comenius.
Estos programas fomentan acciones de movilidad entre
profesorado y alumnado, de intercambio de información y experiencia educativa,
de diseño de decisiones conjuntas.
Todo este entramado de movimientos, metas y objetivos
estarían invalidados sin los retos que tiene planteado la Unión Europea en
relación a la calidad de la educación.
1.
El reto del conocimiento:
La organización de los sistemas educativos debe poder
reestructurarse en función de los cambios que aparecen en el mundo del trabajo,
y en la vida social mediante el aprendizaje permanente.
2.
El reto de la descentralización:
Constatadas las diferencias sociales, velar porque se
transformen en educativas para todos.
3.
El reto de los recursos:
En una sociedad en constante cambio los sistemas
educativos deben ser capaces de proporcionar al alumnado herramientas
adecuadas, sin que esta suponga una carga para el presupuesto de los Estados.
4.
El reto de la integración social.
El reto de la integración social es el más importante
y consiste en hacer que los sistemas educativos incorporen a la juventud al
mundo del trabajo y a la vida social activa.
5.
El reto de la calidad y la eficiencia.
La calidad y la eficiencia de los sistemas educativos,
entendidos estos como los instrumentos privilegiados para la cohesión
socio-cultural y para mejorar la competitividad económica de Europa (prevención
del desempleo y de la exclusión social)
Para todo ello son necesarias políticas públicas
fuertes y coherentes, a favor de un reparto equitativo, y de cohesión social,
con el fin de equilibrar los progresos económicos y la justicia social.
No quiero concluir sin dejar de suscribir la frase atribuida a Jean Monnet, verdadero artífice de la construcción europea, cuando dijo aquello de: “si tuviera que empezar de nuevo comenzaría por la educación y la cultura”
Y ahora sí, concluyo con algunas reflexiones:
1. Si las inversiones necesarias en Educación, la
sociedad está abocada al fracaso.
2. Sin una equiparación en investigación y desarrollo
(I+D) no hay formación para la competitividad ni dentro, ni fuera de España.
3. La disminución del paro va directamente relacionada
con el aumento de la inversión en Educación.
4. No es posible salir de la crisis si no se considera la
educación el pilar más relevante del desarrollo.
5. La necesidad de poner la educación en el centro de la
hoja de ruta, es la clave del éxito en Europa.
Termino con el tono de la solemnidad, de quien cree firmemente, que es un gran disparate seguir provocando la fuga de cerebros españoles mediante el continuado disparo contra la ilustración.
Por eso, y para eso, me despido, como docente, y desde
el lugar de la ciudadanía, de quien piensa, que no hay más alternativa que: “Educación o Barbarie”.
Ponencia
de : María Jesús Aramburu del Río.
"CURSO
“INNOVACIÓN Y EDUCACIÓN EN LA
UNIÓN EUROPEA.
Facultad de
Derecho de la Universidad
de Sevilla.