Desde el Derecho romano la Justicia
consiste, como decía Platón “en dar a cada uno lo que le corresponde”. Y ahora esta esquelética justicia, que ha
sido el paraguas constitucional que nos ha permitido vivir armónicamente,
aunque con goteras, es la siguiente pieza del tablero que piensa comerse
Gallardón, para lo cual ha necesitado hacer el movimiento de las tasas
judiciales, que contraviene el principio de igualdad ante la ley, y es la antesala
del órdago final, la indefensión masiva
o el equivalente a dejar sin derechos al ciudadano sin recursos.
El
“copago en la justicia” es el escenario escogido por el Gobierno de Rajoy para
dar “jaque mate” al maltrecho Estado
social. El“tasazo
judicial”, convierte la justicia en un “artículo de lujo”, lo que hará en
demasiados casos, inviables las demandas de divorcio, los recursos por despidos,
las denuncias contra los bancos ¡Qué inmoralidad!
Y para mayor gloria, esta normativa tiene un fuerte contenido disuasorio, por no
poder acudir a la justicia quienes no tienen para imprevistos como puedan ser,
entre otros afectados, algunas víctimas
de accidentes de tráfico que deben pagar hasta veinte mil euros de tasa por un
pleito, lo que puede provocar “el efecto Oeste”, es decir tomarse la
justicia por su mano quienes no tienen
otra alternativa.
Y cuando la desesperación, la
impotencia, el desamparo, y la injusticia se hagan carne entre quienes no son
ricos, y están dejados de la mano de dios y del Ejecutivo de Rajoy, puede pasar
cualquier cosa y entonces el gobierno de
España, necesitará gestionar el caos y querrán resolver los problemas, como lo
hacen los regímenes autoritarios, a “garrotazos” utilizando medidas de orden público.
La
poca vergüenza del Ministerio de Justicia que, con fines recaudatorios, decreta
una vertiginosa subida de impuestos y, argumenta que las abusivas e
indecentes tasas, se adoptan por la
excesiva litigiosidad que hay es este país,
ya que el año pasado entraron en los juzgados nueve millones de asuntos.
Yo diría que nueve millones de injusticias, nueve millones de razones para
impedir la impunidad del Estado, en este escandaloso atraco judicial.
Y porque
la injusticia es una amenaza para la Justicia, quiero recordar a Thomas
Jefferson, entonando la lapidaría frase “cuando la injusticia se convierte en
ley, la rebelión se convierte en deber".
Kechu Aramburu.
Publicado en El Correo de Andalucía 29-11-2012