sábado, 6 de febrero de 2016

La matanza de San Valentín

Fue una masacre ordenada por el mafioso Al Capone contra la banda de North Side Gang en el Chicago hamposo el 14 de febrero de 1929. San Valentín suele ser un fallido acto de homenaje al amor como mercancía de uso, el día más edulcorado del año. En nuestro país, esta fiesta retocada se empezó a celebrar a mediados del siglo XX, con el objetivo de incentivar la compra de regalos, apadrinando el evento la cadena de grandes almacenes de Galerías Preciados.

Pero la leyenda sobre el patrón, se remonta a la época del Imperio Romano, cuando el sacerdote Valentín ejercía en el territorio gobernado por el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque, en su opinión, los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. El clérigo consideró el decreto injusto y desafió a la autoridad celebrando en secreto enlaces para jóvenes encandilados. Lo ejecutaron el 14 de febrero del año 270, convirtiéndolo en el icono de los enamorados.

En la España de los Rajoys, los jóvenes valoran como inevitable las conductas de asedio en la pareja, con el agravante de que estas prácticas no son detectadas como peligrosas por ellas, ya que la herencia cultural sobre el amor sigue trasladando una idea de férrea, sobre el mito de la mujer como propiedad privada del hombre, prólogo de la maté porque era mía.

El Corte Inglés, ante las fortísimas críticas, acaba de verse obligado a retirar un corto de su campaña de San Valentín, que identifica el amor con el control de la tórtola, brutal anuncio nutriente del neo- machismo. Deformación que les está llegando a nuestros adolescentes, a través de sus series favoritas, su reggaeton y sus modas encorsetadas.
Por eso, en estos tiempos de turbulencias prepolíticas, mediáticas y, cómo no, de adoctrinamiento de las emociones, según el código moral del fin del milenio, que no condena la injusticia, sino el fracaso del modelo amoroso subordinado, siento la necesidad de rememorar a Frida Kahlo, cuando dijo aquello de: Pies, ¿para qué los quiero, si tengo alas para volar? ~

Kechu Aramburu.
Publicado en el Correo de Andalucia el 6 de febrero del 2016.