Blog personal de Kechu Aramburu.
Investigación en Ciencias Sociales: Feminismo,Política,Sociología,Psicopedagogía,Ecología,Exclusión Social, Paz y No violencia, etc.
domingo, 5 de octubre de 2014
La odisea de ser mayor
Mayor, se aplica al que tiene más edad en comparación con otro, al
más grande, más superior, más veterano, más longevo, más importante,
más decano, más jefe, más de cabecera, más sumo, más considerable, y su
antónimo es siempre “inferior”.
La tremenda dificultad es, ejercer y actuar como un sénior,
cuando esta sociedad te reubica permanentemente en la categoría de su
antónimo, pasándote a la reserva, porque los mayores no están en
activo, dicen que no producen, no levantan la voz, gastan demasiado en
brasero, en asistencia sanitaria, medicamentos, gafas, dentaduras, en
barreras arquitectónicas, en viudedad, en medias pensiones…
Las personas mayores contribuyen con carácter “de excelencia” al
desarrollo socioeconómico, sin embargo, siguen discriminadas y excluidas
de la sociedad. La obligatoriedad es superar los mitos de la
incapacidad a partir de la jubilación para conseguir que esta
población sea activa social y económicamente, no dejando atrás a nadie,
comprometiéndonos con una sociedad completamente inclusiva, que ya hoy
en España funciona interesadamente en el marco familiar y, en la propia
estructura de los pueblos, como uno de las vértebras sustentadoras y
correctoras de la crisis.
En la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60
años. En 2050, estas personas serán casi 2.000 millones, más del 20%
de la población mundial. Por lo que es inevitable prestar toda la
atención a las necesidades particulares y sociales de las mismas. Es
igualmente relevante la contribución esencial que la mayoría de estos
hombres y mujeres continúan haciendo al funcionamiento de la
sociedad, si se cuenta con las garantías adecuadas. Los derechos humanos
se hallan en la base de todos los esfuerzos del Estado y del conjunto
de la ciudadanía en este esqueleto insustituible del entramado social.
Esto requiere que las cuestiones demográficas para el desarrollo
sean parte de la agenda de nuestros gobiernos. Cuanto antes actuemos,
más posibilidades tenemos de asegurar esta transformación global que nos
beneficia a todos. Los países que invierten en este segmento de la
población, lo garantizan con mayores niveles de calidad para toda la
comunidad.
Me despido parafraseando a André Gide: “Cuando deje de indignarme habrá empezado mi vejez”.
Kechu Aramburu. Publicado en el Correo de Andalucia el 2 de Octubre de 2014