
Señala Pico della Mirandola en su Discurso sobre la Dignidad del Hombre, cimentado en el derecho inalienable a la discrepancia, el respeto por las diversidades y el derecho al crecimiento y bienestar del pueblo, que atentos porque las personas pueden hacer de sí mismas un dios o una bestia.
La política se puede convertir en un catalizador ambivalente, potenciando tanto la capacidad para el desastre, como el potencial emancipador del ser humano. Y puesto que el adversario está fuera, hay que abrir un diálogo acerca de la tránsito del paradigma de un pasado glorioso, con sus luces y sus sombras, a un paradigma de reinventarnos diariamente, sin estereotipos, aprendiendo a desaprender para cambiar juntos ¿En qué medida somos capaces de situarnos en el kilometro cero?

Lo demás es retórica, mala literatura, juego de tronos, ganarle tiempo al tiempo, y mientras francotiradores navegando, overbooking de hackers y troles (amigos arpíos) lanzando códigos maliciosos, actuando como cables tendidos, tambaleando el andamiaje de la débil arquitectura de este nuevo puzle de piezas artesanales, donde es la gente quien construye, si es que los dejan, y participan sin más ADN que recuperar el pan, el trabajo y la libertad.


Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 12 de Septiembre del 2014.