
El Rey ha abdicado y ha nombrado a su sucesor, como en el Medievo o en situaciones de emergencia nacional. Legitima decisión, pero absolutamente restrictiva del principio democrático que prologa el texto constitucional.

El papel de la soberanía popular, mera espectadora del evento, de nuevo queda silenciada. La crisis de representación refleja que la mayoría del Parlamento de España sólo representa socialmente ya al 49% de los ciudadanos. El resto ni ha sido, ni va ser consultado.

Hay 22 millones de españoles que no pudieron pronunciarse entonces, ni tampoco ahora. Y se está argumentando con el fantasma de la inestabilidad, para que no se aborde un proceso constituyente que se inicie con la reforma Constitucional y desemboque en un referéndum, en el marco del proceso arbitrado en nuestra propia Carta Magna. ¿Por qué se tiene miedo al voto del todo el pueblo en la urnas cuando toque?
El Rey ha abdicado, ha renunciado, ha dimitido, eso en «roman paladín» significa el reconocimiento de la profunda crisis de Estado que vive España, no solo presidida por la credibilidad de la monarquía, sino de la mayoría de las instituciones.
Regeneremos pues este país, porque lo necesita y es posible, renovando y construyendo un nuevo consenso con todos, sin excepción.
Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 8 de Junio del 2014