domingo, 8 de junio de 2014

Jaque-mate al pueblo


La Historia no solo es un currículo que se enseña en las Universidades, es sobre todo una hoja de ruta para aprender a no cometer errores. 
 

El Rey ha abdicado y ha nombrado a su sucesor, como en el Medievo o en situaciones de emergencia nacional. Legitima decisión, pero absolutamente restrictiva del principio democrático que prologa el texto constitucional.

Lo relevante del atropellado acto, es que sería un mero gesto melancólico del monarca, si la mayoría de las Cortes no lo convierten en rango de ley, que tienen la competencia de rechazar o aceptar; pero todo ha sido pactado, tanto que el núcleo de la futura ley es el propio discurso de su majestad.
El papel de la soberanía popular, mera espectadora del evento, de nuevo queda silenciada. La crisis de representación refleja que la mayoría del Parlamento de España sólo representa socialmente ya al 49% de los ciudadanos. El resto ni ha sido, ni va ser consultado.

Irresponsabilidad de quienes habitan en los oráculos del poder, al no querer aprovechar positivamente lo que podría ser la antesala de un consenso para el pueblo y con el pueblo, para darle la palabra a sus representados, inclusive a los que no pudieron votar la Constitución del 78, es decir el 64% de la población española que tiene actualmente derecho a voto, esos que no pudieron participar en el referéndum constitucional, ya que solo un 36% de los españoles actúales, pudo emitir un voto que llevaba impuesta la Corona, sobre la cual tampoco pudieron decidir.

Hay 22 millones de españoles que no pudieron pronunciarse entonces, ni tampoco ahora. Y se está argumentando con el fantasma de la inestabilidad, para que no se aborde un proceso constituyente que se inicie con la reforma Constitucional y desemboque en un referéndum, en el marco del proceso arbitrado en nuestra propia Carta Magna. ¿Por qué se tiene miedo al voto del todo el pueblo en la urnas cuando toque?

El Rey ha abdicado, ha renunciado, ha dimitido, eso en «roman paladín» significa el reconocimiento de la profunda crisis de Estado que vive España, no solo presidida por la credibilidad de la monarquía, sino de la mayoría de las instituciones.

Regeneremos pues este país, porque lo necesita y es posible, renovando y construyendo un nuevo consenso con todos, sin excepción.

Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 8 de Junio del 2014