El 28-F no es festivo
No se trata de enarbolar ni de enfundarse en banderas; no se trata ni
de victimismos ni de siglas. Se trata de articular territorialmente y
socialmente Andalucía, y no solo para resistir, sino para avanzar y para
alcanzar mayores cotas de bienestar, porque la derecha centralista, la
misma que se opuso en los años ochenta a que accediéramos al
autogobierno de nuestra tierra, por la vía del artículo 151 de la
Constitución con la misma plantilla que las comunidades históricas de
Cataluña y Euskadi, hoy quiere acabar su transición y su reconquista
tomando el indomable Sur.
Y eso se puede hacer de dos maneras, por la
puerta falsa que es manoseando los no pocos errores cometidos por
quienes están en el poder, o por la principal que es por demérito de
quienes gobiernan, de quienes dejan los espacios sin cubrir, de quienes
se olvidan de sectores, que terminan convirtiéndose en caldo de cultivo
de las posiciones más ultras.
Es legítimo, pero sobre todo es insostenible para Andalucía que los
defensores del centralismo hegemonicen por arriba o por abajo esta
tierra, y lo es porque hoy están culpabilizando a las autonomías del
déficit del Gobierno central, que casualmente triplica al de las
comunidades, y porque el estrangulamiento financiero, al que nos someten
mediante el arbitrario e interesado reparto es letal para los
andaluces. La voladura del Estado del Bienestar social, que ha decretado
Madrid como excusa, está concluyendo con salvajes cotas de desigualdad.
Por eso, y para evitar eso, cúmplase el Estatuto andaluz.
Kechu Aramburu del Río.
Publicado el de Febrero del 2014 en elCorreo de Andalucia