viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Qué celebráis?

En medio de una sonora expectación creada por el presidente del Gobierno y titulares de la cosa, el logro ha sido que en 13 años nunca nadie había conseguido dar al final del verano un flash tan glorioso: “31 parados menos”.

 Pero este fin de la cita no ha ido acompañado del dato relevante, y es que este país nunca como hoy, el hoy del mandato Báñez, había vomitado las cifras más altas de su historia contemporánea, unido a que casi cien mil personas han dejado de cotizar a la Seguridad Social el pasado mes, “gente expulsada del sistema”.

Rajoy en ese subidón al castillo de Soutomaior, parapetado por helicópteros de la Guardia Civil, coches patrulla, efectivos de la unidad de intervención rural, agentes de paisano y voluntarios de Protección Civil, ha iniciado el curso atrincherándose y mostrándose “orgulloso” de su equipo de Gobierno, el que nos ha enterrado en una crisis que deja en el camino a cinco millones de parados con daños colaterales de dimensiones incalculables.

 En su aparatosa, defensiva y paisajística puesta en escena ha aparcado su “asexuado galleguismo” y ha acuñado una inmoral forma de no mirar a los ojos. “Os anuncio que el año que viene os voy a anunciar, que al siguiente, voy a bajaros los impuestos coincidiendo con las elecciones generales…” ¡Es que no veis que no se puede esperar ni un minuto más!

Demasiada estafa, demasiada corrupción, demasiada evasión fiscal, demasiado rescate a la banca, demasiados desahucios, demasiado paro, demasiados nuevos ricos riquísimos, demasiadas desigualdades, demasiado Peñón patrio ahora, demasiada infanta, yerno y tesorero, demasiada farsa, demasiada poca vergüenza.

La insostenibilidad de la antipolítica, del personaje y de sus apóstoles, es un factor psicológicamente tan demoledor que ha configurado una maquinaria de descrédito político que convierte en víctimas agazapadas a una parte relevante de la ciudadanía, cuyo horizonte consiste inexorablemente en resolver la primera regla del cuarto mundo, “sobrevivir hoy”. Con esto tiene garantizado un pueblo anestesiado, y casi siempre en sala de espera.

Kechu Aramburu 
Publicado en el Correo de Andalucia,  el 5 de octubre del 2013