viernes, 29 de marzo de 2013

Colau, la adversaria perfecta.


El descalabro del sistema económico español, con efectos altamente demoledores para la parte más vulnerable de la población, y la presión desproporcionada que están ejerciendo los gestores de la crisis sobre la ciudadanía,  está obligando a buscar nuevos yacimientos de defensa para poder sobrevivir con dignidad, y se está empezando a visibilizar, lo que antes era una violencia privada, desalojarte de tu casa.

Desde Francia el Presidente del Gobierno ha marcado la hoja de ruta, anteponer a lo importante el tratamiento urgente a “su problema prioritario”, que consiste en descalificar como antidemocrático al movimiento de gente común saliendo a la calle y señalando a los consentidores de las estafas y del empobrecimiento  acelerado  de la población. La foto es de emergencia  social, estamos en el momento más álgido de desapego a la política, de peor consideración de los políticos, de falta de credibilidad en las instituciones, de impunidad para algunos. 

El inmoral espectáculo de observar como los ricos son cada vez más ricos,  los pobres cada vez más pobres, y los corruptos campean ante una justicia tan lenta como injusta, que erosiona la democracia y al pueblo lo hace sentirse cada vez más acorralado, desprotegido, y percibiendo la fragilidad de las respuestas tradicionales  para ser escuchados. Hay una sonora des-institucionalización de los conflictos, y una apelación a la responsabilidad del voto individual en las Cámaras.

En este escenario se está desarrollando un quinto poder, es el poder de la sociedad civil organizada autónomamente y en vía pública, con la utilización de estrategias no convencionales y de último recurso, para hacer reaccionar y sacar al ruedo a los que tienen la capacidad de decidir.

En este diseño de respuestas in extremis a las agresiones letales del sistema, algunas actuaciones pueden tener un efecto boomerang, que invalide o neutralice  la magnanimidad  de la medida, por ello es de manual no regalar municiones al adversario y no repetir la historia de algunos  héroes.
 
La tragedia contemporánea española no dista demasiado de las tragedias clásicas, las guerras de Troya se suceden a diario en nuestro país, en este caso alrededor de “Agamenón”, dónde las victimas se convierten casi siempre en verdugos, en sus verdugos.

Kechu Aramburu.
29 de marzo de 2013,
El Correo de Andalucía.