El wertismo es un nuevo fenómeno, que sin ser estratosférico, como el del austriaco Félix Baumgartner, al que parece emular nuestro autor. Aspirante a un título semejante, en el terreno de la gloria pseudopolítica, embriagado por sus recientes convicciones, ya que antes de ser ministro fue fraile como tertuliano; entonces era de un aparente centro normalizado. Ahora, menos lagarterano, practica casi diariamente el pecado de la gula berborreica, en busca de la notoriedad de titulares, bajo el dogma “que hablen de mí aunque sea mal”.

Y este fabricador de soberanistas, puede entrar ya en el guinness, en la perversa tarea de reagrupar, y aumentar el gremio de afectados por el nacionalismo españolista más primitivista. Este ideólogo pre constitucionalista, situado en la búsqueda desesperada de una recentralización del modelo de Estado, ha conseguido llevar al presidente de la Generalitat a las antípodas del discurso.

Y todo porque el alumnado y las familias, no están dispuestos a aceptar el despido de 49.000 docentes, el tijeretazo del 14,4% de los presupuestos, aumento de tasas universitarias, recorte de becas, en total merma de 4.000 millones en educación. Así como la segregación de alumnos en 4º de la ESO, la clandestinización de la parte referida a la historia reciente del mundo, para que el alumnado de Ciencias del segundo ciclo de Secundaria, sólo sepa que pasó hasta el Barroco, la vuelta a las fiambreras en los colegios… y todo sencillamente porque el ministro del ramo representa aquella filosofía clasista de, "la educación es un negocio", para lo que se necesita desacreditar la pública, y potenciar la privada, para que los elegidos sean los hijos de los ricos, y no los más capaces en igualdad de oportunidades.

Kechu Aramburu | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
Publicado en El Correo de Andalucía 18 octubre 2012 | ||||||