jueves, 4 de octubre de 2012

Al filo de la navaja

Hace tiempo que no se puede resistir más, y os avisamos, que si recortáis un milímetro más, volvéis a darle otra vuelta más a la  tuerca, si continuáis ejerciendo la fuerza  bruta para callar a los que salen a defender a la mayoría… Si insistís en someternos por la vía de Neptuno; si vuestra hoja de ruta, a la sazón los PGE, quiero recordaros que en política, lo que no está en los presupuestos no existe, y en ellos fundamentalmente aparece vuestra deuda soberana, vuestros gastos militares, el despilfarro de la banca privada, la Iglesia y su patrimonio, reflejando, como en una foto de alta calidad, que  más, mucho más del dinero que producimos en este país, va para tapar vuestros agujeros, y no hay un solo céntimo de euro destinado al crecimiento, ni medio para crear riqueza.

Y la otra realidad, la que no es la vuestra, la de la calle, la que llamáis la mayoría silenciosa. Resulta que la renta disponible de esos hogares, ha caído el 3,2%, su  gasto permanece congelado, y su tasa de ahorro desciende casi tres puntos hasta el 12,1%. Y estas mismas familias  mantienen deudas por un importe de 845.479 millones de euros, de los cuales el 77% corresponde a créditos para la adquisición de vivienda. Y para colmo el pasado mes se registraron en las oficinas de empleo 79.645 personas sin trabajo, y el número total de parados registrados alcanzó ya 4.705.279, creciendo un 11,3% el desempleo el último año. Que os parece: ¿estamos al filo de la navaja, o no?

En medio de esta fractura olfateamos como en la Conferencia de Presidentes autonómicos, el patriarca ha insinuado que la confrontación debilita el crédito, y el consenso multiplica los panes, y el trazo ha debido ser de pincel grueso, porque no hay ruido de sables, en plena  tormenta autonómica, siendo estos los entes que gestionan las luces y la sombras del Estado del Bienestar, y ha primado el amen, como garantía de estabilidad para que los mercados recuperen la confianza y continúen haciendo negocio con nosotros. Vale ¿que podemos decir?, no seré yo quien desautorice a nadie. Pero ¿quién nos defiende, quién nos protege, quién va dar la cara por nosotros? ¿Sabéis como está la gente? Peor.
 
 
Decía Federico García Lorca, que el más terrible de los sentimientos, es el sentimiento de tener pérdida la esperanza.



Kechu Aramburu.
Publicado el 4 de octubre,
en el"Correo de Andalucia"