
que en la medida que vas cumpliendo años, sí te has
currado la vida te conviertes en un clásico, te haces más sabia, incluso
pones el foco en los conflictos atemperando, relativizando, y que la serenidad
suele ser tu mejor aliada.
Casi todos ellos han vivido la guerra, han
conocido el dolor, el odio y la venganza, y han luchado contra la dictadura,
contra la miseria, contra los enemigos, contra el adversario.
Pero, ¿y ahora? como le explico a mi hijo, y a mis
alumnos y alumnas de que va la historia hoy, y quienes son los nuestros.
Te reconozco que, el paraíso que me habían
prometido mis referentes, de sosiego y tranquilidad ante las adversidades, no se
cumple.
Y a mi literalmente "me llevan los
demonios", que casualidad tampoco tienen rostro (sólo recuerdo el del
catecismo), como los mercados y los especuladores.
¿Es posible que el mundo se desmorone y sigamos como
si no pasara nada?
Yo también digo como Raimon, "es la rabia,
pero no sólo la rabia".
Maldita sea esta sociedad contaminada, donde el que la
hace no sólo no la paga, sino que existe una absoluta impunidad, financiera,
eclesial, militar, política, económica y social.
He dedicado, y dedico, gran parte de mi vida a luchar
por otro mundo mejor, pero ¿y los aliados, las luces, las municiones
gandhianas, nuestros docentes donde están?
Mañana volveré a disfrazarme de Kechu, e intentaré
seguir tirando del carro.
Siempre compartiendo contigo, sobre todo la
desesperanza. Sabes que soy tremendamente fuerte, pero reivindico el
derecho a la tristeza (que no a la debilidad, ni a la sensación de derrota) pero
sí a todo aquello, que pertenece a la soledad de los y las corredoras de
fondo.
Casi siempre hay un día siguiente, y mañana yo
estaré allí, apasionada con la docencia directa, haciendo más formación, más atención a la diversidad, más
competencias básicas, más ATP, más escuela de madres, más coeducación, más
Polígono Sur.
En este momento decido no seguir escribiendo, no debo.
Kechu Aramburu.