domingo, 27 de abril de 2008



LAS MUJERES, ADEMÁS DE PARIR, PRODUCIMOS.


KECHU ARAMBURU

Producimos literatura, filosofía, bienes de consumo, estabilidad, riqueza, cuidados, bienestar social, ética. Además reproducimos la vida, y la fuerza de trabajo, casi siempre gratis o mal pagadas.

Las cuentas satélites, las de la contabilidad no oficial, las de los indicadores supra-sumergidos, dan un dato que desmonta, para empezar, las tesis del Norte y del Sur, de clase sin género, y de raza con color.

La confirmación empírica, de que el trabajo doméstico, y variables reconocidas, representan más del 10 % del Producto Interior Bruto, es alarmante, ¿verdad?, sobre todo para economistas, políticos, gobernantes, y agentes del poder en general.

Reconozco que es francamente desestabilizador, para los míos y para los vuestros, porque claro está, hay que rectificar, corregir, modificar el análisis, las estructuras, el programa, las listas, en definitiva, redistribuir los repartos externos e internos, de tartas y espinazos de vaca, que es en definitiva, lo que “sublibeya” a los guardianes de las plusvalías macro y micro-financieras.

Para entendernos les voy a poner un ejemplo, ¿han comprobado, como casi todos los periódicos, los del gobierno y los de la oposición, las revistas del corazón, los informes políticos de diestro y siniestro, le dedican cuarta y mitad de página a la violencia doméstica?. ¿Se han dado cuenta como el tratamiento de todos es con la misma plantilla, tiene color amarillento, balbuceante entre el sensacionalismo de titular de suceso y la noticia de accidente de tráfico?. Sinceramente lamentable.

El cristal fabricado para enfocar el tema mujer es una pura estafa. El seguimiento que se hace del conflicto entre géneros, en su versión más salvaje y primitiva, como son los malos tratos, de la medida del rol asignado por el poder a las mujeres.

Secuencian el ciclo funcional de la siguiente manera, con la premisa de ser catalogadas de mercancía de uso, sometiéndonos a un brutal estado de estrés, casi patológico, ya que en este género se la sitúa bajo sospecha, desde la primera regla hasta la menopausia, para ser mujer 10, no hay inconveniente en arrastrar a las jóvenes a una de las epidemias más inútiles, orquestadas y lucrativas del mundo moderno, como es la anorexia, en torno al cual está montado uno de los negocios más rentables del capitalismo salvaje, como es el montaje de las dietas, que pasan del light al bio, como si de hoces se tratase, luego deciden que las mujeres sean auxiliares de hospital, secretarias, dependienta de grandes almacenes, si trabajan claro; también se decide que sean usuarias de telenovelas, de sobremesas rosas, de revistas enrosadas, saben perfectamente los nombres de los amantes anónimos que se intercambian las famosas, de noche, pero no saben los nombres de los Premios Novel, son madres, aquejadas de la tiranía de los hijos, esposas neo-sumisas, y salen viernes noche y domingo mediodía, a veces maltratadas, las más de las veces paradas, asistentes de sus nietos, enfermeras de sus suegros, acompañantes de los enfermos familiares, y al final la pensión de viudedad suele estar en el 45% de lo que ganaba su marido en vida, es decir que hasta para atravesar la puerta de sus bienes gananciales están disminuidas.

Parece irreal, lo que es la vida misma, donde no funcionan las casualidades, y sí las excepciones de las privilegiadas. Todo esto, que aparentemente tiene tintes de normalidad, es una tomadura de pelo para la mitad de la humanidad.

La verdad es que nos tienen entretenidas, jugando al queremos ser iguales, y ellos graciablemente nos van dejando fumar, beber, llevar pantalones, salir con las amigas, ir al bingo, denunciar, firmar contratos, divorciarnos, hacer talleres de autoestima, aprender macramé, hacer gimnasia; ellos incluso a veces van al hiper, hacer barbacoa en el adosado, compran el pan y ponen la mesas los fines de semana. Y digamos que estamos menos rabiosas, más aplacaditas, lo que les permite seguir chupándonos la plusvalía de nuestro trabajo no contabilizado, y absolutamente necesaria como pilar que vertebra los Estados patriarcal-capitalista, cuya formula manejada es que para que haya señores tiene que haber esclavas.

La percepción que tenemos amplios sectores de mujeres es que sólo les falta en este circo que nos echen a los leones.

Por eso, para atajar desequilibrios e injusticias, hemos decidido, no seguir entretenidas, sólo con las cuotas y afines y hemos iniciado, una silenciosa “huelga”, con efectos tan serios como sus causas, que consiste en que hemos dejado de “parir”, ya somos el país, con “ la tasa de natalidad más baja del mundo”.

En este sentido queremos decirles que, o cambian y negocian con nosotras un “Estatuto de Igualdad Plena”, o se les acabó la mano de obra barata, la madre gratis, la esposa gratis, la niñera gratis, la limpiadora gratis, la enfermera gratis, la abuela gratis. Y no me hagan seguir hablando, porque hasta aquí hemos llegado.

“Igualdad o huelga de maternidad”


Fdo.: Kechu Aramburu del Río.
Feminista.