Si mordieran el polvo se darían cuenta de que el personal, cuando quiere comedia o tragedia, se va directamente al patio de butacas, pero les subleva que le tomen la cabellera.
Persiste el desconcierto y el desapego encubierto, encauzado o afluentado vía peñas, maratones, talleres, e instrumentos variados, que entretienen y despreocupan al público del fango. Cuanta creatividad, cuanta materia gris desmantelada, para tranquilidad de unos pocos.¡Que poco escrúpulo tienen, tenerlos ocupados en lo de más allá, para que no se moleste, no se piense y no se rebelen!
Si este vodevil, de pasa tú el primero, espero que fracases y después voy yo, más los sketch escenificados, empeñados en aparentar que están afanados en las responsabilidades del oficio, pero que la resultante de tanta cábala desemboca a lo John Wayne, te espero y nos medimos mañana en las urnas.
La ciudadanía apela a que vuelvan a leer los resultados, cuya mayoría pidió un gobierno sin malas fotocopias del sombrío pasado. Pero mientras unos pocos cabalgan y descabalgan, el resto empieza a sentirse estafado, porque este país, claro que es recuperable, pero hay que encararlo con principios, como derrotar la máxima de que unas Ritas sean aforadas, y otras juzgadas.
Algunos creen que el futuro depende de intereses partidarios, pero la verdad es que trabaja, como un desafío implacable, sobre las conciencias de las personas.

Publicado en el Correo de Andalucia el 19 de febrero del 2016