domingo, 6 de marzo de 2016

La neutralidad y vosotros.

La supuesta neutralidad es un mito, una pretensión ilusoria, y una trampa ideológica; la neutralidad no sólo es educativamente y socialmente indeseable sino que, además, es una tentativa imposible.
La primera condición de la persona es ser constitutivamente moral, lo que quiere decir, que la vida humana no se nos da como algo determinado sino como algo por hacer. 

Así los derechos que contemplan las constituciones democráticas, no sólo formalmente, sino también vivencialmente, conforman un patrimonio ético que es de enorme trascendencia para la construcción de ciudadanía.

Una sociedad pluralista debe educar en los valores universales de una ética cívica. Y hoy me tomo la licencia de apelar a la beligerancia del recuerdo sobre, como a la humanidad le ha costado demasiado aceptar a lo largo de su historia el merito de determinadas actitudes, como para pretender ahora que no vale la pena legarlas y dejar que sean las nuevas generaciones las que aprendan por ensayo-error, si les interesa vivir según ellos o prefieren olvidarlos: por ejemplo, dejar que experimenten si vale más ser libre que esclavo, el valor de la libertad, o si cualquier ser humano es igualmente digno de respeto y consideración, el valor de la igualdad.

La neutralidad tiende a anular las posturas contrastables, y a desarmar las condiciones para el desenvolvimiento de grados crecientes de autonomía y de pensamiento, propios en los pueblos, y es profundamente desestabilizadora esta pervertida movilización actual del lenguaje vacio, que se ha convertido en un recurso de acompañamiento a ese silencio, demasiado parecido al de los corderos. 

La mayor crisis humanitaria de la historia provocada por Estados Unidos y aliados, en los países de origen, se está tratando como un conflicto de refugiados sin apellidos, lo que provoca que, ni la UE, ni los Estados integrantes, ni las mastodónticas organizaciones internacionales estén dando repuesta. Sólo los voluntarios del mundo luchan contra la neutralidad activa y pasiva, y han puesto rumbo a paliar desde la solidaridad, esta apocalíptica quiebra de todos los principios.


Kechu Aramburu.

Publicado en el Correo de Andalucía  27 de febrero de 2016.