jueves, 9 de agosto de 2012

La insostenibilidad del conocimiento

        No quiero saber más, no debo leer más, ni libros, ni prensa, ni informes, no debo ver más telediarios, no debo oír más informativos, no debo estudiar más, no debo ni siquiera tertuliar.

       Intelectualmente es insostenible saber, y no poder escribir sin cruzar las líneas rojas, insostenible políticamente  saber, y no poder hablar sin que las palabras tengan demasiados efectos colaterales; insostenible como ciudadana, conocer las entrañas del animal, y poder sólo lidiar, sin poder rematar; insostenible ver que los tuyos, a veces  también se equivocan, y no los puedes enmendar.

      Igualmente insostenible, tener que incorporarnos al bloque de “ver, oír y callar”, bajo el satánico chantaje de que,  la comunidad internacional necesita asegurarse, una España en paz y pacificada, para no ahuyentar a los “mercados- inversores- especuladores”, a la sazón los mismos; insostenible ver las orejas al lobo, las barbas de tu vecino, y no entender como no ponemos las nuestras a remojar.

   Insostenible intuir, que los silencios  a medias se puedan tornar, en complicidad con los hacedores; insostenible tener que ser obligadamente gandhiana,  tener que esperar, a que el mito de David y Goliat (Biblia- Libro de Samuel.17, 4-50)  madure; e insostenible tener que, cada día rezar la laica  jaculatoria, de que “el tiempo pone a cada uno en su sitio”.  

     Tengo la racional y epidérmica sensación, que en medio de este ciclón, que está a punto de llevarse casi todo, menos lo que está a buen recaudo, en “los subterráneos anti-crisis”,  por decir la verdad y solo la verdad, sin tamizar, sin matizar, sin dulcificar, sin modular, sin enmascarar,  podría ser tildada  de delirante, de iluminada, de estrafalaria, podría incluso ser penalizada, y ser sometida al silencio mediático.


      La cuestión además es que puedes, no morirte de hambre, aunque los índices de miseria  en estos momentos están en el 26,4 % en España, y en la Comunidad Autónoma de Andalucía, la tasa supera el 30%, según un estudio de la (Agett), y esto es, el escalafón siguiente, al umbral de la pobreza, y el anterior a la mendicidad. 

   Ratificada la alarma, por la acusación directa, y reciente, realizada por Naciones Unidas, sobre las contra-reformas, que se están llevando a cabo en España, y están provocando, un 21,8% de pobreza severa.

        Pero lo insostenible  humanamente  es que,  asociada al negocio de la estafa de esta crisis, hay una sórdida tragedia de dimensiones incalculables, la alarmante y provocada  subida de un 30% del consumo de fármacos antidepresivos,  y un 14% los tranquilizantes, derivados de estresantes conocidos, relacionados con problemas socio-económicos, la gula de estos antidepresivos representa, ni más ni menos que el 47% del gasto farmacéutico, en salud mental, según (semFYC); y para terminar de avisarnos, la OMS nos informa que la depresión y la ansiedad serán las enfermedades, número uno en el mundo desarrollado, en donde  hasta la fecha, se encuentra España, y esto más lo otro, más lo de más allá, culmina con una Unión Europea donde se suicidan 58.000 personas cada año, que ponen rostro a las espeluznantes  cifras

      Para no salirnos del guión de los depredadores, expertos en efectos secundarios de esta recesión,  cultivan  las  ingestas culturales de alcohol, y otras sustancias, que configuran junto los correspondientes programas televisivos a tal efecto, y otros suvenires sociales, la barrera más sibilína, y casi mejor orquestada del nuevo régimen, donde todo ello pertenece al coctel, que suministran como, “prozac político de la felicidad”, para que se esté, ausente,  pasivo,  paralizado, anestesiado,  este es uno de los verdaderos mimbres del ejército, que por omisión deja a una parte de la población, fuera de todos los combates.

     No me ofendáis, no me puedo permitir el lujo de ser más ingenua, sois pocos pero armados hasta los dientes, tenéis el poder y el dinero, pero nosotros somos muchos, y tenemos hambre y sed de justicia, por eso repasad,  repasad la historia, y veréis como efectivamente” torres más altas han caído”.    

      La no sonoridad del tórrido verano, no quiere decir más que, para pactar o para lo contrario, hacen falta algunos ingredientes, y estamos en ello, tenemos la razón y el consenso del pueblo soberano, y estamos haciendo acopio, del material que nos faltaba, para eso y por eso, nos vemos  tranquilamente, en septiembre…

     ¡Ah! se me olvidaba, lo que es todavía más insostenible, es haber agotado todos los sinónimos  reconocidos por la Real Academia de la Lengua Española, para haber ido evitando en estos últimos  tiempos,  escribir con mayúsculas, sin que se notará, lo que este país piensa, mientras duerme-despierto, y es, en román paladino “maldita sea la hora en que hubo excusas, para que algunos os dieran la mayoría absoluta”.


Publicado en "El Correo de Andalucía", 
Sevilla 7 de agosto del 2012
Kechu Aramburu.