sábado, 24 de enero de 2015

¡Ay, Concha¡

Pongo a la historia por testigo que mi querida Concha, además del presente, tuvo una historia oficial verídica, que no novelamos, sino que escribimos durante más de un cuarto de siglo, con militantes anónimos, marcados por la lucha incansable, por revoluciones pendientes, por las utopías posibles, por la libertad y el pan de cada día.

Hicimos juntas un trayecto con gente importante como Antonio Luis, Garamendi, Marcelo, Juan, Manolo, Juana, Paco, Ángel, Arregui, Sebas, Juan Carlos, Benítez, Parrado, Teresa, Miguel, Jose, Manoli, Marcos, Chari, Manolito, Lola, Rafa, Charo, Bernardo, Inma, Enrique, José Manuel, Conchi, Puerto, alcaldes, concejales, luchadores de a pie. Estuvieron también en la travesía, Felipe, Diego, Julia, Luis Carlos, Rosa y Julio, y otros que compartieron con nosotras la gloria y el fracaso, el amor y el desamor, las heridas y la sanación, pero con ella, con el colectivo, dando las batallas perdidas o ganadas.

Para lo bueno y para lo malo, hizo patria con un puñado generoso de hombres y mujeres, que militaron con ella, y en muchos casos por ella, que se pago el precio del compromiso, con pérdidas, con enfermedades, con separaciones, la entrega a cambio de un mundo mejor, una generación que no tenía precio.

Me quedo con el perfil de Concha que la identificaba cada día, y no era sólo su sonrisa, era la imagen mitológica de la Amazona, de mujer guerrera, brava, implacable con la injusticia. Los héroes de la Grecia de Tsipras: Hércules y Aquiles tuvieron que enfrentarse con las amazonas, e indiscutiblemente las vencieron, en su caso sólo el maldito y asesino cáncer, pudo con ella.


Mi inolvidable amiga, con quien mantuve no pocos duelos dialécticos , con quien conspirábamos los domingos en su casa para derrocar a quienes nos pusieran demasiados palos en las rueda, de su mano acariciamos la cima, y masticamos el polvo de la derrota, unos días antes de morir, en presencia de testigos, me dijo,: hace casi dos años Kechu, que intuía lo que me pasaba, pero yo quería seguir viviendo a tope… le dije Concha repíteme, y volvió a decirme que quería apurar la vida como siempre, por eso… murió como vivió, libre. 


Kechu Aramburu del Río.
Publicado en el Correo de Analucia, el 23 de Enero del 2015

¡Decir que este articulo, es un homenaje también, a la muchisima  gente anónima que estuvo con Concha, y con el proyecto colectivo de lucha por un mundo mejor. Aparecen solo algunos nombres y faltan casi todos, pero el espacio de mi columna en la prensa, no me permitía más. La clave es profundamente sevillana¡