Kechu Aramburu.
No os equivoquéis, que no nos rendimos, pero permitirme para no errar, que hable en primera persona, porque sé, que mi posición puede compartirla gran parte de la ciudadanía.
¿A quién me refiero?, a ti, a ti y a ti también. Si pensaste que con una nómina, un puesto de trabajo, un piso, un utilitario, una familia, amigos, y un cierto reconocimiento social compraríais mi silencio; siento deciros, que no tengo precio, y la inmensa mayoría de la humanidad tampoco.
Hay tanta barbarie en vuestro modelo de sociedad, es tan terrorífico el libre mercado, que no acabo de entender como no se lidera o autogestiona una respuesta civil ante tamaño atropello social. Sé que lo políticamente correcto es proponer a las instituciones, medidas frente a la crisis, para posibles planes de choque, presupuestos generales del Estado, y otras variables como las del Fondo Monetario Internacional, y otros organismos al uso, para tapar los agujeros negros bursátiles, bancarios, inmobiliarios y financieros en general. Pero la esperada “Macro-Ley contra la Usura” ¿Dónde está, que no llega?, ¿nadie la plantea?, ¿qué pasa?.
Un ciudadano o ciudadana cualquiera si trabaja, la mitad de su nómina es para la hipoteca, pero no para devolver el capital prestado, sino para abonar los intereses, es decir transferir a la banca privada la cuarta parte de su salario mensual.
Si vas a una gran superficie, para hacer la compra del mes, pagarás seis veces más, por los productos de lo que costaron en su lugar de origen o de producción, es decir, si un kilo de peras te cuesta tres euros, al pequeño agricultor que las recolectó, le dieron algo así como cincuenta céntimos por un cesto, el resto se lo quedaron los de siempre: intermediarios, multinacionales, y demás eslabones de las cadenas.
Si se te pica una muela, aunque estés afiliada a la Seguridad Social, te tienes que pagar un dentista privado, la sanidad pública no te lo cubre.
Si tu suegra está inválida y la tienes que tener a tu cargo, tendrás que dejar tu trabajo, claro, en el caso de que seas mujer, y por cariño y el módico precio de 500 euros, atenderla.
Si tu hijo dentro de poco, quiere hacer una carrera universitaria, ve preparando la solicitud para un préstamo, la privatización que conlleva los planes de Bolonia, así lo plantean.
Si tu hija, algo mayor, quiere independizarse y está en paro, tendrá que sacarse la ESA por las noches y repartir pizzas, previa compra de un ciclomotor, en cómodos plazos de cinco años, y luego entrar en el bombo de ENVISESA, por si toca, para endeudarse.
Si te separas o enviudas, la feminización de la pobreza te devorará, y tendrás que irte a limpiar soportales o escaleras en competencia con la explotación a la que se someten a las inmigrantes.
Si tienes una pequeña empresa, y has tenido que despedir a los trabajadores y estás arruinado, tu destino es engrosar el superávit bancario, entregándole hasta el rosario de tu madre, a la Caja de turno.
Si tienes un hijo en edad escolar, puede que sea victima del fracaso escolar o de un abandono prematuro de los estudios, no te alarmes no es extraño, los docentes estamos implicados hasta la médula, para que la competencia de Bill Gates no sea un handicap, y conseguir darles una enseñanza y una formación de calidad, que haga solvente a nuestros adolescentes para que puedan gestionar mejor que nosotros el futuro de este país.
Si estás parado/a en lugar de dirigirte al INEM/SAE, más te valdrá que te vayas a las colas de Caritas.
Que algunos Bancos privados hayan ganado más este año, que las marcas que nos vende la publicidad sean un lujo doméstico, que el consumo irresponsable sea un reclamo de vida, que lo superfluo sea una necesidad, que lo necesario sea subalterno, ¡no es un extravagancia, es una esquizofrenia social!.
Que yo, in situ, haya visto, los lunes al amanecer, tras los puentes festivos a los pobres alrededor de los Hiper rescatando restos de comida caducada, que en las zonas periféricas de las grandes ciudades se busquen alimentos en los contenedores de basura, aquí en el primer mundo. En una España que dicen que “va bien”; en una Andalucía que dicen que va por la segunda modernización, con 400.000 pobres de solemnidad, y 5.000 personas sin techo; y mientras tanto nosotros, debatiendo que: si galgos o podencos, el Betis o el Sevilla, Naturhouse o Dermoestética, la Macarena o la Trianera, ¡qué irresponsables somos!.
Porque no creemos en las divinidades, si no, deberíamos hacer un pacto con el diablo para que mandasen a los infiernos a todos los usureros: truhanes, ladrones de guante blanco, corruptos, ricos de solemnidad, malhechores, desaprensivos y belicistas, ya que la Justicia aquí, en la Tierra es “tan lenta”…
Sí, sí, todo vale cuando “ande yo caliente y ríase la gente”. Pero rían, rían, que Torres, más altas han caído, entre ellas “Las Gemelas”, y no fue Bin Laden, dicen…
Si eres joven y no tienes ataduras dirígete a Gaza y sé útil. Pero si te tienes que quedar vamos a organizarnos, más y mejor, la gente con algo de rebeldía y de sentido común, de solidaridad, de cordura, de compromiso, y vamos a crear “además” redes sociales, tejido social, que digan “stop a la usura”, que denuncien, movilicen conciencias y creen ciudadanía crítica.
O sea que despierten y rearmémonos ideológicamente, y a ver cómo decimos ¡Basta a la Usura!, que este atraco a mano armada contra la Humanidad, tiene que tener irremediablemente sus correctivos y sus antídotos, porque mucho hablar y poco actuar. ¡Ya!