El fusilamiento de este modelo educativo, significa la reconversión laboral de los profesores suprimiendo horas de filosofía, plástica, música y tecnología; los colegios elegirán a los alumnos y no a la inversa, se doblarán los gastos familiares con la compra de nuevos libros de textos, los consejos escolares se vaciarán de la participación de la comunidad educativa, las evaluaciones externas dejarán fuera al alumnado de zonas deprimidas, se ocupará de los “excelentes” y se desocupará de los más débiles, se podrá aprobar la secundaria y suspender las revalidas para hacer usuarios de las academias privadas, la caída de las becas superará la cifra de los seiscientos mil, se incluirá con indicadores del mercado y de cuna, el determinismo desde temprana edad, para decidir qué hacer con el itinerario profesional de la juventud.
Hasta aparcar y fulminar las enseñanzas éticas y cívicas en las escuelas, órdago sin paliativos, del siguiente tenor, los centros educativos tal como se legislará con lo aprobado por el gobierno Rajoy, y según se ha pactado con la Conferencia Episcopal, que todavía no ha procesado el último mensaje del jefe de la curia, posicionándose públicamente contra los mercaderes y sus secuaces, deberán disponer de la oferta de la asignatura de religión, versus como legítimamente viene siendo, en demasiados lugares “aulatorio de cines de Ben-Hur” con doblaje y moraleja, contando y computando la nota del visionado para la media, con esos nueve y diez que se les otorga merecidamente a los buenos, buenos… No habrá alumno que no decida ser devoto durante la Secundaria por el bien de su nota de corte.
Y en consecuencia, prácticamente todos los adolescentes del país, se verán privados del derecho y la obligación de haber aprendido el manual de la vida, haciéndose caso omiso a todos los informes internacionales, que señalan como la “educación en valores” desde la escuela es el mejor arma frente a las violencias múltiples
Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia 30 de noviembre del 2013