La nostalgia de franquismo actúa como una leyenda, en no pocos sectores de la sociedad, bajo el lema “con Franco vivíamos mejor”, resaltando entre otra cosas que no existía la lacra de la corrupción y el alarmante paro que ha devastado este país.
Murieron biológicamente, Franco, Blas Pinar, Fraga, Milán del Bosch, Armada, Topete, y otros muchos, pero sobrevuela el espíritu de esa escuela, “Al Suelo” del hemiciclo, que la pactada transición no ha zanjado todavía.
Y hoy cuando el Rey aparece como valedor de la cuasi interrumpida democracia, es necesario confirmar que lo que Juan Carlos I salvó fue la monarquía, que hoy alberga tantos claros oscuros de un pasado y un presente tan incontable, que además de una ley de transparencia, necesita una enmendalla de movilización y consenso social.
Después de la marcha de los Suarez, los Carrillo, los que quedan han envejecido, la propia constitución necesita actualizarse, la política necesita renovarse, no vaya a ser que solo sean los Papas Benedicto y Francisco los que den lecciones ¡tuviera que ver¡
¿No es un golpe de guante blanco la deserción de Iberdrola, o la tramitación ultra rápida de los nuevos límites de la justicia universal que permitirá a culpables pasearse por el planeta sin podérseles juzgar, o una ley de extranjería que permite el uso y abuso de armas disuasorias que terminan acabando con la vida de seres humanos, por no tener papeles, venir en pateras y ser del color de la vergüenza?
Da la impresión que el principio de Lampedusa cabalga de nuevo por esta España, no tengamos miedo a recuperar la memoria, y no emulemos a Sodoma y Gomorra, miremos para atrás, para saber cómo no tenemos que seguir para adelante.
Kechu Aramburu del Rio.
Publicado en el Correo de Andalucia el 21 de Febrero del 2014