viernes, 31 de enero de 2014

La crisis de la Paz




Tal día como hoy, en 1948 asesinaron a Mahatma Gandhi, político y pensador indio, practicante de la “no violencia”, el hombre que condujo a su país a la independencia después de décadas de revolución pacífica. Pasa el tiempo y paradójicamente este último año el Nobel de la Paz se le ha concedido a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ¿Un ente ? ¿No quedan o no hay personas referentes ya en el mundo, para ser depositarias de la mención? 

 

Ha muerto el último, Mandela, un rebelde, y prisionero, que llegó a presidente de Sudáfrica, y se convirtió en el mito de la dignidad, el hombre que en la cárcel revisó sus ideas e hizo una autocrítica radical de sus convicciones, su extraordinaria dimensión como leyenda se la da combinar el sentido político con el valor de la ética.

 Mandela descubrió que las actitudes arrogantes de los jefes, más que de su sentimiento de superioridad, procedían del miedo a perder sus privilegios. 


 Madiba comprendió que la reconciliación es posible si no se traiciona la memoria, que la injusticia siempre comienza por los actos más pequeños, y que la lucha debía hacerse por un mundo más decente e insobornable, ese es su legado, hoy aparcado por la mayoría de los gobernantes.

Demasiados líderes mundiales, junto con autoridades acompañados del sector privado, renuevan en conferencias y aniversarios su compromiso político a larguísimo plazo con el desarrollo sostenible. Pero valiosos recursos, tales como los diamantes, el oro, el petróleo, la madera o el agua, el negocio de las armas, de la droga, del arte, de la industria del lujo, son la causa directa de muchos conflictos o suponen un factor importante de las contiendas bélicas y de cuello blanco. Por ello, resolver la propiedad, el control y la gestión, es fundamental para instaurar la economía del bien común.


La vulneración de los derechos humanos en España, condenando a demasiados millones de personas a la miseria y al empobrecimiento es un acto de barbarie, ultrajante para la conciencia de este pais. La paz y la democracía están vinculadas íntimamente, juntas constituyen una alianza que consolida ciudadania. Y se construye promoviendo el empoderamiento de la sociedad civil, eje catalizador de la construcción de una paz sostenible.

Kechu Aramburu del Rio
Publicado en el Correo de Andalucia el 31 de Enero del 2014

sábado, 25 de enero de 2014

¿Está en minoría la sociedad civil?

Las estrategias de prevención entreveradas, tienen el riesgo de convertirse en tácticas de contención. Las evidencias de este tiempo fatídico, son “un agotamiento” de algunas fuerzas políticas en su continente y en su contenido. 

Otras minoritarias se han tornado en algunos casos en avestruces disecados, “reproducidas como hongos en su seno y hacia fuera” e instaladas en la oposición a sí mismas, y unos movimientos sociales en su mayoría “encasillados en la inmediatez” y fragmentados, sin referencias ni referentes aglutinadores de una estrategia común para provocar el cambio. 

El retrato, tiene su parangón en la derecha amamantadora de todos los poderes, que se está plasmando con no pocas grietas en la fachada de su arquitectura, en Andalucía se ha presentado la oferta preelectoral del Movimiento Ciudadano de Albert Rivera versus Cataluña, el otro jirón el reciente partido creado por Ortega Lara, amén de las embrionarias Fundaciones colaterales al PP, que materializan siglas y opciones aun más ultras, que junto con UPyD, y la aposentada formación asturiana de Álvarez Cascos, constituyen “piezas desgajadas del puzle del omnímodo”, con marca blanca o en color negro de victimas.

Si a esto se le suma el mayor fraude de la democracia en cuanto oferta electoral, con una política devastadora para España, “alguien debe responder”, a la pregunta, porque “por omisión” se está frenando la articulación de la sociedad civil, único a estas alturas con credibilidad para ser motor fiable, pero insuficiente, para la reconstrucción de este invertebrado país.

Es letal la sangría social que está provocando “el virus de desafección a la política”, su traducción es regalarle las instituciones a los de siempre, y eso desemboca en “el síndrome de la tortuga”, para atrás mejor que para adelante.

Las izquierdas, la Izquierda política y social, tienen que quitar oxido a su maquinaria, tienen que dejar de instalarse en el conformismo electoral, están obligadas por responsabilidad, a estar a la altura de lo que se necesita, que es “organizar la alternativa” al declive del gobierno y de la política con mayúscula, a sumar y a no ser excluyentes, a no activar fugas, pero tampoco ser cómplices de los retrocesos.





 Se tardan décadas en ganarse la confianza y 
minutos en perderla.





Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia el 17 de Enero del 2914

Secuestrados por los ricos


Acaban de informarnos que nos han robado, que nos están robando, que piensan seguir robándonos, y además se reúnen ahora en Davos para seguir diseñando como hacerlo. Algunos españoles acudirán en sus diferentes representaciones, ejecutivos de empresas como Telefónica, Acciona, Prisa, Iberdrola, BBVA, los diarios El Mundo y El País, el Ministro de Industria o la alcaldesa de Madrid, no faltarán los que tienen que estar, como el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y otros no visibles pero omnipresentes. Han acuñado un lema para su 44ª edición “la globalización económica como arma para dar una redefinición del capitalismo”. 
 
Nadie sospechoso, ni el gobierno ni la oposición, ninguno de los que pagamos con nuestros impuestos para que nos informen sobre la realidad, se han atrevido a decir lo que hace horas rubrica, debidamente documentada, una organización no gubernamental.

Que las 20 personas más ricas del Estado español poseen una fortuna similar a los ingresos de 10 millones de españoles, y que la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población, que posee unos 81 billones de euros.

Que la concentración del 46% de la riqueza esté en manos de una minoría supone un nivel de desigualdad “sin precedentes”, que amenaza con “perpetuar las diferencias entre ricos y pobres hasta hacerlas irreversibles”.

Que hay 13,6 billones de euros no registrados y en terceros países de baja tributación, por lo que en realidad la concentración de riqueza es mucho mayor.
Además 210 personas se incorporaron el año pasado al club de los multimillonarios, cuya fortuna supera los mil millones de dólares, formado por 1.426 personas que concentran una riqueza de casi 4 billones de euros.


Ingenuos, pero sabedores articulan un discurso, que algunos deberían usar como programa de mínimos. Compromiso de no utilizar paraísos fiscales para evadir impuestos, no utilizar la riqueza económica para obtener favores políticos, que las inversiones sean públicas y que se destine la recaudación fiscal para proporcionar a la ciudadanía sanidad, educación y protección social, universales.

Prevenir que los intereses de las élites económicas y financieras sean los que marquen la agenda política, en detrimento de los intereses de la mayoría de la población.

Fortalecer la calidad democrática en España, rendición de cuentas de los cargos públicos con la ciudadanía y combatir de manera inflexible la corrupción.


Señalan que “el caso de España es especialmente preocupante” por los efectos de las políticas que se han adoptado, que han castigado de manera especial a las clases medias y a las personas más desfavorecidas, no sin apuntar que son esos ricos, entre otros muchos, los que tienen el poder de acabar con las desigualdades.


Kechu Aramburu
Publicado en Correo de Andalucia el 14 de Enero del 2014

sábado, 18 de enero de 2014

Conspirando contra Cupido

Cristina Federica de Borbón y Grecia está enamorada, igual que Isabel Pantoja en su tiempo, o tanto como lo estuvo Ana Mato de su esposo, y me imagino que igual que Bárcenas de su señora, o Blesa de la actual, tanto como lo está mi vecina de la playa de su consorte. Y qué, ¿a quién le interesa sus vidas amorosas? más allá del cotilleo de la prensa sonrosada ¿a la justicia española? 

Estupor es lo que ha causado ver a uno de los bufetes más prestigiosos del país, dado las minutas que cobra y los demandantes que tiene. El penúltimo la Zarzuela, con un encargo directo de su Majestad al ínclito Roca i Junyent, para que resuelva “lo de la Infanta”, y uno de sus abogados Jesús Mª Silva del primer nivel de la corte, y con franquicia en Palacio, diciendo textualmente: “La hija de los Reyes actuó por fe y amor por su marido”.

Y dos actos más del vodevil, el fiscal implicando al juez Castro en una “conspiración” contra S.A.R, y una última que termina de convertir en indecente la historia de la hija del rey, que está volviéndose tóxica. Citada a declarar por el juez, contra viento y marea –fiscalía, audiencia, medios de comunicación– hemos leído que ella “acude a declarar voluntariamente…”

La rectificación del gabinete jurídico al no recurrir la imputación, dictada por la casa real, quiere decir dos cosas, la primera un intento de pacto para que el yerno Urdangarin se autoinculpe, y se coma sus marrones, y los de su cónyuge, por orden expresa de la Corona.


Y una segunda, resultado de la anterior que es exonerar a la Monarquía española, quitándole el polvo y la paja a la embelesada, séptima en la línea de sucesión al trono, con la tesis del defensor de que la realísima está enamoradísima del yernísimo, y eso parece ser un eximente.

Si por amor se puede delinquir fiscalmente y blanquear dinero negro, por ley la justicia española debe garantizar que se devuelva lo enajenado, y se pise la cárcel si esa fuera la condena, a eso se le llama “Igual para todos”. 

Destacados juristas sabedores de las entrañas del Supremo señalan que su jurisprudencia, cuando afecta a personajes poderosos, adquiere “el formato de los camaleones”, no descartándose la creación de una nueva “doctrina Infanta”.

Y colorín colorado este cuento se habrá acabado.

Kechu Aramburu 
Publicado en el Correo de Andalucia el 17 de Enero del 2014

viernes, 10 de enero de 2014

EL aborto no es cosa de mujeres

Aunque fundamentalmente sí, es nuestra vida y nuestra libertad, pero no sólo. Tiene que ver y mucho con los hombres, con los representantes de la Iglesia, con la parte de la conciencia habilitada para tal fin, con las entrañas del poder, con las estrategia políticas, con los procesos electorales, y como colofón con el retrato del Ejecutivo del PP, celebrado tras la Pascua Militar, para fijar las prioridades del tiempo que viene y que les queda. 

Llegó el Presidente y mandó callar, como no lo había hecho jamás, y fue precisamente el aborto, algo que se considera “cosa de mujeres” lo que obliga a Rajoy a parar el cisma que se estaba produciendo en sus filas, y no por la sangría de las discrepancias de Monago, Feijoo, Cifuentes, Villalobos y otras irrelevantes baronías más, asuntos que tienen ya algún prolegómeno, con temas como Cataluña, y que con un pequeño apercibimiento, han subsanado el error de no rezar como el Jefe.

No tiene nada que ver, pero este andamiaje para silenciar se parece bastante a las tácticas del blanqueo de lo que sea, y de las tapaderas de lo de mas allá, con ellas el presidente y su secretaria general han decretado que el discurso único, que el pensamiento único se llama “brotes verdes, final del túnel y malabares en la economía” y con esa letrilla, versus muletilla, cada mochuelo a su olivo pasando previamente por el despacho Gallardón, a recuperar los votos perdidos, siguiendo la partitura del conejo y la chistera.

Estamos ante un tema de Estado “calado”, “la arquitectura de su moral”, la que encuaderna su programa electoral, y con la que hacen creer a feligreses y ciudadanía que es una leve propuesta de reforma del Código Penal, para proteger la vida del no nacido, con leves matices de algún liberal, y con la consabida oposición de los rojos de siempre y las inmundas feministas de toda la vida.


El aborto da y quita alianzas, potentes aliados, y masa silenciosa, el aborto es una llave maestra para perder y ganar elecciones. La mujer en Oriente y en Occidente es la más valiosa moneda de cambio fabricada. Por eso, en esta tenebrosa España que nos están amasando, la enrocada e instaurada ideología ultra, aplaudida por Le Pen, ha decidido “abortar los derechos civiles y convertir en delito las libertades”
Kechu Aramburu del Río.
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 10 de Enero del 2014

miércoles, 8 de enero de 2014

Los efectos de la LOMCE en zonas de exclusión social.

 



El panorama derivado de los recortes aplicados en educación provoca que España retroceda al 3,9% del PIB en educación en 2015, con una caída de la inversión de hace 25 años. Lo cual a finales de este año va a suponer una reducción de más de 7.000 millones de euros desde el inicio de la crisis, lo que provocará el descenso de cerca de un 20% por alumno, siendo la ley Wert la que consolida esta tendencia. “Mercado”, “competitividad”, “resultados”, “rendimiento económico”, marcan a lo largo de toda la ley el horizonte de lo que por educación entiende la LOMCE: reducir el sistema educativo a la capacitación laboral de las nuevas generaciones, arrinconando su función primordial en la formación integral de las personas y en la construcción de una sociedad culta y democrática. Pero es que además tampoco la LOMCE da respuestas a los requerimientos de capacidad de innovación, investigación y trabajo en equipo, que tantas empresas demandan y necesitan.

Detrás de la LOMCE se esconde una concepción selectiva y excluyente de la educación, que pasa a identificar el rendimiento académico, cuando se confunde evaluación con calificación, con los aspectos básicos y fundamentales del desarrollo personal de los alumnos y alumnas. La perspectiva de la compensación de las desigualdades, de “una escuela pública de todos y para todos”, de la inclusión educativa que forma parte del trabajo y responsabilidad de los docentes, queda claramente en suspenso con esta ley.

Y es la LOMCE quien abre la posibilidad a los centros privados de seleccionar a sus alumnos y alumnas, aparcando la atención a la diversidad, las necesidades educativas específicas, a los que tienen dificultades de aprendizaje, que no tendrán sitio en un centro privado, porque estos centros no atenderán  esos problemas. Y por eso esta ley olvida las garantías de una educación de calidad para todos y apuesta por la segregación y la exclusión. Sólo admiten a quienes tienen éxito escolar o dinero para pagarlo, pues atender a toda la pluralidad y diversidad de la población les haría bajar en el ranking de la élite. Y bajaría su demanda por parte del público selecto que vería cómo sus hijos e hijas se “mezclan” con quienes no consideran “adecuados”.

Dicha ley actuará como una herramienta para la segregación y la exclusión, ya que, en el objetivo de “reducir la tasa de abandono educativo temprano y mejorar la tasa de población que alcanza nivel ESO”, no ofrece más medida que la multiplicación de reválidas al término de cada etapa o la segregación temprana.

En lugar de entender la evaluación como un instrumento, al servicio de la detección de problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, con el compromiso inmediato de ofrecer propuestas de mejora, la reválida se convierte en método obsesivo de clasificación, etiquetaje y encasillamiento del alumnado, al tiempo que un mecanismo de control del currículo (“Los criterios de evaluación y características generales de las pruebas que componen ambas evaluaciones serán fijadas por el Gobierno para todo el Sistema Educativo Español, previa consulta a las Comunidades Autónomas”. Serán, además, “calificadas por especialistas externos al centro”).

Paralelamente, la Administración se lava las manos de su responsabilidad en los resultados de dichas evaluaciones, culpabilizando de las dificultades y problemas exclusivamente al alumnado y eventualmente a los centros: el principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad educativa, partiendo de la premisa de que esta debe medirse  exclusivamente en función de los resultados de los estudiantes y no de los niveles de inversión, número de profesores, número de colegios, y resto de variables sociales.

La apuesta por la segregación llega a cotas alarmantes cuando afirma que “el proyecto educativo de calidad podrá suponer la especialización de los centros (…) por tipología del alumnado”. La LOMCE entiende por tanto la educación como un espacio en el que se manifiestan y subrayan las diferencias y oportunidades sociales, en lugar de asumir su irrenunciable papel integrador. Por el contrario, sólo una enseñanza que respeta y atiende la realidad diversa de las aulas puede asumir el reto de reducir el riesgo de exclusión social de parte de su alumnado, de contribuir a la cohesión social y de dar respuesta a las capacidades e intereses de cada alumno y alumna.

Esta es una ley profundamente privatizadora  que desmonta el modelo educativo de igualdad de oportunidades, porque introduce una nueva definición del Sistema Educativo Español (Art. 2.bis), que supone situar en un plano de igualdad al conjunto de agentes públicos y privados que “desarrollan funciones de regulación, de financiación o de prestación del servicio de la educación en España”. Supone de facto la consagración de las empresas, corporaciones empresariales y grupos diversos que financian, prestan o regulan la educación como parte del Sistema Educativo, en pie de igualdad con el sector público educativo, abriendo las puertas a una mayor profundización en el proceso de privatización.

Además establece que la programación de la red de centros se establecerá de acuerdo a la “demanda social” y suprime la obligación de las Administraciones educativas de garantizar plazas “públicas” suficientes, especialmente en las zonas de nueva población. Esta redacción, que modifica el art. 109 de la LOE, transforma sustancialmente la actual responsabilidad que tiene el Estado de garantizar el derecho a la educación mediante una programación general de la enseñanza que asegure una red pública, gratuita y de calidad, además de un sistema de becas y ayudas para que ningún estudiante sea expulsado del sistema educativo postobligatorio por motivos económicos. Al eliminar el término “públicas” de la redacción, establece la posibilidad de creación de centros privados con dinero público, estableciendo que las administraciones garantizarán la existencia de plazas en las zonas de nueva población, en función de la “demanda social”, que cada administración podrá interpretar de acuerdo con su orientación.

Avanza incluso más, invirtiendo radicalmente el principio básico de todo Estado Social y de Derechos democrático, consagrando la subsidiariedad de lo público respecto a lo privado. Es decir, convierte la educación pública en subordinada y dependiente de la educación privada subvencionada, estableciendo que la programación de la educación obligatoria tendrá que tener en cuenta la oferta de centros privados concertados existente además de la demanda social.

El término “talento”, inusual en la literatura pedagógica contemporánea, recuperado de la terminología bíblica para utilizarlo en esta Ley, se orienta en un sentido selectivo que es contrario al principio y la orientación básica de la pedagogía y la psicología actual: toda persona tiene capacidad y deseo de aprender a lo largo de toda la vida. Es un profundo error científico seguir creyendo en el siglo XXI que se nace con talento o no, o unos con un talento muy reducido y otros con un talento extraordinario, y que la educación no puede cambiar ese hecho, sólo ubicar a cada cual en el carril correspondiente al talento que le ha tocado. Unos, en el carril de los estudios de excelencia, y otros, en el carril de la formación para el trabajo. Este prejuicio sin fundamento es el que ha funcionado, hasta épocas recientes, que a los deficientes psíquicos no se les educaba, porque se consideraba que era un esfuerzo inútil. Sería un error volver a considerar el modelo de los supuestos “talentos”, que valora la inteligencia como algo innato e inamovible y que hay que clasificar a los sujetos para dar a cada uno una vía diferente, según el juicio que se determina en edades tempranas. Esto fue lo que llevó a determinar a temprana edad que Albert Einstein no tenía talento y era un fracasado escolar. Lo que la escuela debe contribuir es a desarrollar la capacidad de apasionarse por el aprendizaje de todos los jóvenes. Esto sólo es posible a través de un proceso de aprendizaje motivador, que facilite realmente que todas las personas puedan desarrollar su inteligencia, hasta el máximo de sus potencialidades. 

Los itinerarios que plantea esta reforma son la vía para seleccionar y clasificar cuanto antes al alumnado, desgajándolo del tronco común en educación. Itinerarios que son una restauración prehistórica,  y que no conducen a reducir el abandono y el fracaso escolar, sino a eliminar progresivamente la igualdad de oportunidades y la formación común durante la etapa obligatoria. Los datos internacionales confirman sistemáticamente que los países con buenas puntuaciones en PISA, como los países nórdicos, poseen también un alto grado de comprensividad (es decir, sin vías selectivas y diferenciadoras en la enseñanza secundaria obligatoria). Es más, los países que segregan a edades tempranas tienen resultados menos igualitarios, es decir, hay mayor conexión entre el estatus socioeconómico de la familia y los resultados escolares. La mayor parte de Europa eligió el camino contrario hace años no sólo porque el otro era injusto, pues sobra evidencia de que condena al alumnado de familias en desventaja, sino porque era ineficaz, pues privaba a la sociedad de una reserva de talento. El informe del 2012 de la OCDE titulado Equity and Quality in Education: Supporting Disadvantaged Students and Schools, muestra cómo la equidad y los buenos resultados académicos van de la mano.

La LOMCE implanta de hecho diferentes itinerarios desde casi el comienzo de la ESO. Con el denominado curiosamente “programa de mejora del aprendizaje y el rendimiento en 2º y 3º de la ESO”, es decir desde los 13 años, agrupando al alumnado que haya repetido al menos un curso y quienes tienen dificultades, ofreciéndoles un currículo devaluado, algo que hará muy difícil incorporarse a 4º de ESO desde este programa y superar posteriormente la reválida para obtener el título de ESO, por lo que parece buscarse que este programa acabe siendo la “vía natural” hacia la nueva Formación Profesional Básica, otro segundo itinerario. 

La Formación Profesional Básica (FPB) sustituye a los actuales PCPIs (Programas de Cualificación Profesional Inicial). Mientras que los PCPIs estaban dirigidos a dar una oportunidad al alumnado con mayores dificultades de aprendizaje para evitar el fracaso escolar al final de la escolarización obligatoria (mayores de 16 años) y conducían a la obtención del título de Graduado en Educación Secundaria, la FPB se adelanta a partir de segundo curso de la ESO, a los 15 años, si se ha repetido. No da acceso directo a la Formación Profesional de grado medio y, aunque se contempló en el 2º borrador la posibilidad de adquirir el título de Graduado, no propone medidas adecuadas para que esa posibilidad pueda hacerse realidad, algo que condena de hecho a este alumnado a la marginación social, pues no le permite continuar sus estudios o insertarse en el mundo laboral con una mínima titulación básica. Además no sería una opción muy excepcional (como los PCPI) sino una vía ancha para conducir de forma masiva hacia la FPB a un alumnado muy joven. Esta filosofía segregadora se traslucía muy claramente en el primer redactado del anteproyecto en donde se proponía empujar a estos programas a los que tuvieran una “situación socioeconómica desfavorable”, equiparando pobreza y poca capacidad para el estudio.

La separación tajante de cuarto de ESO en dos vías, la de enseñanzas académicas, que conducirá al Bachillerato, y la de enseñanzas aplicadas, que conducirá a la Formación Profesional, continuará con la diferenciación temprana del alumnado. De hecho se adelanta la vía hacia la formación profesional a 3º de ESO, a través de asignaturas optativas, para que en 4º los itinerarios hacia la FP o el Bachillerato estén "bien diferenciados", derivando cuanto antes a la población escolar con mayores dificultades o menos recursos hacia la FP de grado medio, convirtiéndola de nuevo en una vía de segunda categoría, impidiendo además que se pueda pasar de una opción a otra. 

Estos itinerarios suponen una segregación clasista, un ataque directo a la compensación de las desigualdades de origen. Cuanto antes se segrega más se atenta contra la igualdad de oportunidades y se niega la capacidad de cambio de niños, niñas y adolescentes. Por ello la filosofía de este modelo educativo apunta claramente a generar más desigualdades y favorecer una sociedad aún más clasista que la existente. 

Además la LOMCE producirá un retroceso pedagógico, en términos de “la letra con sangre entra”, la cual fue progresivamente sustituida por la educación de atención a la diversidad,  y quiere ahora acabar con las metodologías activas, reduciendo el número de asignaturas y centrando la carga lectiva en unos contenidos enciclopédicos, controlados por las reválidas. Nadie ha probado, todavía, que más horas de clase, más deberes en casa, más repeticiones, más autoridad “a secas” del profesorado y más horas de las materias, llamadas, fundamentales, mejoren los resultados. La metodología didáctica de la Ley Wert da por sentado, no sólo que cualquier tiempo del pasado lejano fue mejor, sino que los camareros y las cajeras sólo necesitan ”sumar y restar”.
Escrito por Kechu Aramburu del Rio
Publicado el 6 de Enero de 2014 en:

EduCan 2.0 

sábado, 4 de enero de 2014

Qué magos, qué reyes

Calificar de irreverente, “herodiana” y por ello censurable una determinada mirada de la fecha, como si estas letras olieran a Baudelaire, Voltaire o Freud, sería una irresponsabilidad, por no permitir que corra el aire un poco más.

Los Reyes Magos unen historia y religión. A lo largo de los siglos muchos han salido en su búsqueda. Marco Polo vio sus tumbas en Irán, la emperatriz Elena se hizo con sus restos, Federico Barbarroja robó su sepulcro. Actualmente reposan en la catedral de Colonia. Es imposible saber con certeza si el féretro dorado custodia a los auténticos Reyes Magos. Lo que está claro es que su viaje no terminó el día en que regresaron de Belén.

Los alambicados datos refuerzan la fascinación de estos misteriosos personajes. El Evangelio de Mateo, que cuenta la verdad teológica, no dice cuántos eran, pero sí que llevaban oro, incienso y mirra, que viajaron desde Oriente hasta Belén, intrigados por una estrella que anunciaba el nacimiento de un rey, y que se enredaron con el sanguinario Herodes. 

 Amén de ser los primeros no judíos que lo reconocieron como Dios, celebrando la Iglesia a partir del siglo IX la Epifanía, para designar la fiesta de la revelación de Jesús al mundo pagano. 

La Institución Católica como el pueblo en general han versionado los hechos y la personalidad de estas figuras, incluyendo el presunto estatus real. 

Aunque Benedicto XVI ha cuestionado con brocha gorda en su libro “la infancia de Jesús”, la existencia de mula y buey en el pesebre, así como la fecha y el origen de su nacimiento, dejando solo en pie, precisamente la virginidad de Maria.

El poderoso atractivo litúrgico de la Noche de Reyes, la fuerza ceremonial, la explosión de belleza, el culmen de la alegría infantil, las desaforadas añoranzas de los mayores, el derroche de los que tienen, el calvario de los que no pueden.

Todo ello está envuelto en un finísimo papel de simbologías donde la magia la ponen la publicidad, los grandes almacenes, el mercado, el despilfarro, el consumismo más miserable, y se reconvierte la esencia cultural en “fiestas comerciales” donde se certifican con mayor crudeza, las diferencias sociales de los niños pobres y de los niños ricos, hasta herir la sensibilidad. 

Esta es la barbarie domesticada en un mundo sin piedad, con quienes no pueden sufrir más.

Kechu Aramburu del Rio.
Pubicado por el Correo de Andalucia el 3 de Diciembre del 2014