Ni la ley es de Wert, sería minimizar un conflicto tratando un elefante
como si fuera una hormiga. Estamos ante un tema de Estado, cuya propiedad
intelectual y autoría no son atribuibles al personaje que administra en estos
momentos la cartera de Educación, tampoco al ocasional presidente del PP y de
España, ellos sólo son aplicadísimos voceros y muñidores de una plantilla
diseñada por el capital más ortodoxo, representado jocosamente por las
multinacionales, como la de la alimentación por poner un ejemplo sabido, que
aprovechando la debilidad y la plena coincidencia con estos gestores, en lo de
convertir este país en mano de obra
barata, disponible y accesible para no competir, han diseñado la Ley de Educación
como una mera mercancía para el mercado.
Y además la extrema gravedad de incluir un tema privado como son los
principios morales, otorgándole categoría de materia curricular evaluable, en
los mismos términos que asignaturas instrumentales
como las matemáticas o la lengua, evidenciando el omnímodo poder de la Iglesia
católica sobre el diseño político y social de este país , amén de la foto de la sumisión y la rendición
de este gobierno a la curía como modus operandis, para volver a hacer ideología y apostologia en espacios como la
escuela, para seguir sobreviviendo y acumulando uno de los mayores patrimonios,
sin contabilizar suficientemente, de este país.
Este síntoma de decadencia, de deriva, de inestabilidad, de naufragio
atribuible a quienes sufren el síndrome de las marionetas es profundamente
tóxico, ya que la primera patología que presentan es reafirmarse, enrocarse, y
decretar si o si, en nombre de una mayoría absoluta, único instrumento que les
queda para la defensa del “educanicidio” que se va a cometer en este país.
Kechu Aramburu
Publicado en el correo de Andalucia el 23 de mayo del 2013