No basta con ser mujer, además de serlo tienes que parecerlo y sobre
todo demostrarlo. No es suficiente con tener los órganos genitales
requeridos por el sexo y para el sexo, sino que debe llevar asociada la
disponibilidad permanente para abastecimiento del varón. No vale
socialmente la consideración de que a la anatomía femenina se le hayan
asignado los órganos reproductores, sino que se le adjudica el uso de
obligado cumplimiento: parir o parir.
Y justo en la antesala del 8 de marzo, día en el que rendimos tributo a las mujeres que dieron literalmente sus vidas por defender sus derechos, me mira a los ojos sin ningún tipo de escrúpulos el ministro del Interior y me pide que no baje la guardia y que le ayude a garantizar la pervivencia de la especie, que ejerza de reproductora. Y me incita a violentar el derecho a la libertad, incluida la de emparejarte con quien consideres, sin penalizar clase, raza, o sexo. No sólo eso, me ha sugerido que reflexione sobre el carácter “anormal” que tiene el matrimonio no heterosexual. ¡Ay, gays y lesbianas, que estáis torciendo los renglones que están escritos como Dios manda! También me habló, pero esta vez en voz baja, sobre los beneficios de las familias numerosas, los descuentos, los ejércitos de mano de obra barata, y me dijo mira China, van a levantar la veda sobre el control de natalidad y así pueden colonizar el mundo.
Tengo que reconoceros que fue extremadamente prudente y no me habló de la irresponsabilidad del ejercicio del celibato, que no aporta hijos a la empresa, posiblemente porque quienes lo practican, también en eso tienen bula. Yo como Bob Dylan le contesté: la respuesta está en la calle.
Kechu Aramburu
El Correo de Andalucía
7 de marzo de 2013