La llamada enfermedad mental, es la segunda causa de dependencia en España. Casi medio millón de personas están diagnosticadas con carácter severo, según afirmó el Ministerio de Sanidad, a pesar de que las estadísticas ocultan esta aparente realidad, por la estigmatización de estas alteraciones mayoritariamente sociales, y en demasiadas ocasiones, asociadas a las crisis económicas o similares.
Más de la mitad de los españoles sufrirá en algún momento de su vida neurosis, esquizofrenia, ansiedad, depresión, angustia, o miedo entre otras muchas dolencias paralizantes, que solo disminuirán a pesar de la medicalización un 1% en la próxima década.
En la Edad Media al trastorno mental se le relacionaba con el demonio, pues pensaban que la persona estaba poseída por espíritus malvados y que tenía alguna relación con la brujería, así que el tratamiento era la hoguera para liberar el alma. En el siglo XIX, los manicomios eran como cárceles, donde se disfrazaba la tortura como una curación, para apartar las ideas de los “no cuerdos”. En 1949 se practicaba la lobotomía, que consistía en retirar un trozo del cerebro en la parte frontal. En 1964 se trabajaba con el proyecto MK-ULTRA, que buscaba controlar la mente y reconstruir el pensamiento, el único resultado de este experimento fue provocar a las personas involucradas un daño cerebral irreparable. Hoy el negocio de “los empastillados” es multimillonario, más del 15% de la población española consume algo: Tranquimazin, Orfidal, Valium o Prozaac, como tapadera de esta mega-estafa.
Canta “la Mala Rodríguez”: Mira, sin sociedad, no hay enfermedad/Además a los demás les dio por señalar/ Que es lo que estaba bien… la, la, la.
Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 10 de octubre del 2014