Este flash ha activado mi remember con una virulencia acotada sobre un film que estos días debería ser cabecera de cartel como es el otro Castillo de Naipes, que muchos hemos visto más veces que Casablanca. Curiosamente la televisión estadounidense la recuperó con formato de serie. La muy convincente actuación de Spacey y de Wright nos adentra en una caricatura del mundo de la baja política en el Congreso de Estados Unidos y la Casa Blanca, mimetizables a nuestro país. Es el lado oscuro de los corredores del poder en Washington, como la versión negra de la serie West Wing de los años 90, que proyectaba una imagen edulcorada de la cosa nostra.
La película evoca las frágiles características de los apaños entre los poderosos, cuya arquitectura es el inmoral equilibrio de intereses en función del contexto político, Castillo de Naipes es el retrato de los acuerdos de intereses particulares entre parte de algunos políticos, algunos gobiernos, y algunos empresarios, cuya virtualidad no es la astucia sino el oportunismo y el desprecio por lo que ellos consideran chusma. Por eso los hijos y los nietos se están levantando y la caverna ruge, evitemos que el aguijón de las avispas ahogue el murmullo del enjambre humano.
Kechu Aramburu.
Publicado en el Correo de Andaluciael 24 de Julio del 2014