Por no decir malditos seáis quien osáis parlanchinear, insinuar,
anatemizar, burlaros y escribir sobre la pobreza sin conocer su rostro a
pie de tajo.
No se puede traficar con la pobreza, no es un delito tipificado en el
código penal, pero hay demasiadas evidencias del uso y abuso de los
pobres en una sociedad tan corrompida como inmoral, tan hipócrita como
insensible, tan milimétricamente diseñada para que existan pobres de
solemnidad, pobres excluidos, pobres empobrecidos, clase medias venidas a
menos, ejércitos de pobres en general, a unos se les dedica a la
chatarra, a otros a la venta ambulante, a otros al tráfico de lo que
haga falta, a otros al menudeo, a otros aguantar con la ayuda de algunos
predicadores, a otros a preservar los chiringuitos, todos son mano de
reserva para lo que fuera menester, en situación de disponible como en
el ejército, preparados para las guerras del siglo XXI, cualquier
chapuza tiene un pobre esperándole, cualquier discurso tiene un pobre
recurrente.
¿Sabéis qué piden en los bocatas los niños hambrientos? Una loncha de chorizo, otra de salchi, y otra de chope encima, necesitan masticar carne, comer grasa, necesitan llenar el estómago vacío, pero hay un problema y es que les da “lache” comer en público, vergüenza de que los vean comer…
Salgan de sus columnas, de sus editoriales, de sus atalayas y púlpitos, y diríjanse al anochecer, a los contenedores de las medianas y grandes superficies de algunos barrios, y verán casi siempre a madres con hijos rebuscando las sobras caducadas en los contenedores, y comprenderán porque la caridad es insuficiente, porque las ONGs bien intencionadas y utilizadas, han ido maquillando el hambre e invisibilizando parte de la pobreza, hasta que se ha roto el cántaro. Hoy cuando hay ya 2.200.000 niños por debajo del umbral de la pobreza en España, solo por encima de Letonia, EEUU y Rumania en
tasa de pobreza infantil.
¿Sabéis qué piden en los bocatas los niños hambrientos? Una loncha de chorizo, otra de salchi, y otra de chope encima, necesitan masticar carne, comer grasa, necesitan llenar el estómago vacío, pero hay un problema y es que les da “lache” comer en público, vergüenza de que los vean comer…
Salgan de sus columnas, de sus editoriales, de sus atalayas y púlpitos, y diríjanse al anochecer, a los contenedores de las medianas y grandes superficies de algunos barrios, y verán casi siempre a madres con hijos rebuscando las sobras caducadas en los contenedores, y comprenderán porque la caridad es insuficiente, porque las ONGs bien intencionadas y utilizadas, han ido maquillando el hambre e invisibilizando parte de la pobreza, hasta que se ha roto el cántaro. Hoy cuando hay ya 2.200.000 niños por debajo del umbral de la pobreza en España, solo por encima de Letonia, EEUU y Rumania en
tasa de pobreza infantil.
¿Les parece que dar respuesta el gobierno andaluz a una emergencia social, mediante un decreto contra la exclusión social, que garantice para empezar tres comidas al día a los niños que lo necesiten, es bolivariano, chavista o bolchevique? Lo que es una obscenidad es que saquen la guadaña de nuevo, y le den carácter de insulto a todo lo que huela a compensar desigualdades.
Kechu Aramburu.
El Correo de Andalucía, 24 de abril de2013.