martes, 21 de abril de 2015

La cara B de Cupido




San Valentín no surgió por el interés de los grandes centros comerciales, aunque si es vorazmente aprovechado, para sacar sonantes beneficios en forma de corazón. Dice la  leyenda que San Valentín era un médico que se consagró, y en el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador  Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.


Este sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). Claudio II y Calpurnio,  gobernador de Roma, lo persuadieron para que abandonase, pero no se disciplinó. Y fue encarcelado, y ejecutado el 14 de febrero del año 270, fecha que marcó la onomástica.



No podemos obviar que la responsabilidad de tan perversa y consumista celebración, la tiene Cupido. Del verbo latín cupere, que significa deseo. Cupido era el hijo de Venus, la diosa romana de la belleza y el amor. La mitología describe a Cupido como albergador de dos personalidades, cruel y feliz.  Utilizaría sus flechas invisibles, con la punta cubierta con oro, para impactar a hombres y mujeres confiados, causándoles enamorarse locamente. Él no hacía esto ingenuamente, sino para manejarlos con pasión desaforada, y hacerles sus vidas más convulsas.


Entre flechas y corazones,  se imponen modos sutiles de construir la desigualdad de género, especialmente los que hacen referencia al concepto del amor en la pareja, a través del mal entendido amor romántico, lleno de mitos y micro machismos camuflados. Es la herramienta más potente para controlar y someter. Por amor las mujeres sufren situaciones de maltrato e inconfesables  abusos.


Necesitamos cambiar, y alejarnos del concepto de amor romántico tradicional, para crear un nuevo modelo de amor igualitario, en el que eduquemos a las futuras generaciones, de modo que podamos conquistar la  ansiada igualdad  en el ámbito de lo público y  lo  privado.


 Kechu Aramburu del Río
Publicado en el Correo de Andalucía
el  12 de Febrero del 2015.