La historia la escriben los pueblos, no la reescriben las
editoriales, ni los intereses espurios de quienes truncaron parte del
proyecto político de Adolfo Suárez.
Ahora toca rendirle honores, pero sobre todo toca recuperar la verdad
del antes, del durante, y el después del golpe de Estado, de la
Transición y de algunas zonas sepia de la historia de España. La
enfermedad del olvido que aquejó al presidente, no borra casi ningún
renglón de los escritos por él, y por la ciudadanía española.
No es fácil, pero sí posible seguir reconstruyendo cada palmo del
trayecto, porque sabemos y porque estuvimos. Se nos ha querido hurtar la
verdad incómoda, pero hemos mimado los contenidos de la memoria de esa
época, para no repetir los errores y aprender de los innumerables
aciertos, y hoy con la despedida de Suárez, estamos más liberados para
contar la historia no narrada y vivida, amén de desclasificar los
papeles del llamado «Pacto de silencio de la Transición».
El uso de la agonía del presidente ha sido una perversa utilización
de la vida y de la muerte del personaje, por parte de quienes manejan
sin demasiados escrúpulos los destinos de este país. Parece algo
inmoral, vivir con antelación un duelo público, escenificando las pompas
fúnebres venideras.
A Zarzuela se le informa de casi todo, y se presupone que los
secretos de Estado convierten en tumbas al emisario y al emisor, salvo
que lo que se pretenda sea utilizar una figura como recurso político y
mediático para fines neutralizadores, como en este caso, la voz de dos
millones de personas marchando «por la dignidad», eso que los poderes
han considerado de alto riesgo para la nación, y por eso han convertido
en ‘No&Do’ la antesala de la muerte del presidente.
La tapadera de los farisaicos elogios, distorsionan la foto del
político que, en contra del post-franquismo, osó con la colaboración de
Carrillo y de las movilizaciones ciudadanas, legalizar al PCE, además de
prologar la ley del divorcio frente a las cúpulas eclesiásticas.
Tampoco a nadie se le oculta que, el error de su no apoyo al referéndum
andaluz terminó de dinamitar su UCD, diana de la derecha española.
Pero
aquella transición se ha agotado y ahora son necesarios nuevos proyectos
constitucionales, políticos y sociales.
Kechu Aramburu del Río.
Publicado en el Correo de Andalucia 28 de Marzo del 2014
Esta desestructurada sociedad, que no da cobijo más que a quienes
mercantilizan el dinero, el poder y los tonos grises, tiene serios
agujeros por donde se disuelven y neutralizan las expectativas, y las
esperanzas, de un pueblo situado en el trayecto de la abulia, y no solo
por razones socioeconómicas, sino fundamentalmente de valores.
El sabio pueblo chino describe cualquiera de las crisis a partir de dos
rasgos: la toma de conciencia del peligro y el reconocimiento de la
oportunidad para cambiar, para salir del alarmante inmovilismo.
Este país, estos amigos y estos menos amigos, que tienden a condenar el
talento y el éxito ajeno entre iguales, y que le salvan la vida a
aquellos con quienes no se pueden comparar, se abastecen del gran pecado
capital que es la envidia, y que es irrefutablemente una declaración de
inferioridad, es el gusano roedor del mérito, por eso a menudo el
silencio de algunos y algunas está lleno de ruidos.
Hay un poema de Marianne Williamson, que era el favorito de Mandela, y
que recitaba así: “Nuestro temor más profundo no es que seamos
inadecuados, sino que seamos demasiados trabajadores, o lúcidos, o
premiados…”
Hay una aproximación al síndrome del avestruz, sencillamente inmoral, en
un plano más profesional y humano, que consiste en estar mal visto que
te vayan bien las cosas inmateriales. Detrás de este tipo de conductas
se esconde un artefacto tan sibilino como destructivo, que no solo nos
adultera, sino que paraliza los avances de la sociedad ya sea en la
educación, en la lucha por la igualdad y en tantos otros frentes… Según
la RAE la envidia está definida como una emoción, “deseo de algo que no
se posee, tampoco intelectualmente”, lo que provoca “desdicha al
observar el bien ajeno” y nos lleva a poner el foco en nuestras
carencias.
Es tiempo de “marchas por la dignidad”, empecemos por nosotros mismos y
dejemos de demonizar el éxito ajeno para comenzar a valorar y aprender
de las debilidades y las fortalezas que han permitido a otros y a otras,
subir algún peldaño para construir un mundo ,sencillamente, algo mejor.
Kechu Aramburu del Rio.
Publicado en el Correo de Andalucia el 21 de Marzo del 2014
La fecha de hoy es mítica, porque nacieron y murieron dos notables de
la historia de la humanidad. Nació en 1879 el científico alemán A.
Einstein, quién desarrolló la teoría de la relatividad, y en 1883
falleció el pensador alemán K. Marx, creador de la doctrina del
socialismo científico.
Sin sus aportaciones, hoy sería todo tan distinto… que es posible que estuviéramos reflexionando sobre el sexo de Bambi.
Por eso, si Einstein levantara la cabeza y viera el abuso del
relativismo cultural que se está llevando a cabo, rayando en el
nihilismo absoluto, para describir la emborronada biografía de Rouco,
máximo representante del nacionalcatolicismo más fundamentalista,
pensaría que la competencia crítica de los opinaderos ha sido abolida, y
algunos siguen siendo intocables.
Porque, el ya hoy ex-presidente de la Conferencia Episcopal, cesado
por el Papa Francisco, ha sido la vara de mando de la ideología más
ultra de este país, marchándose apocalípticamente, y entrometiéndose en
temas civiles, como la supuesta ruptura de España, apoyando la teoría
conspirativa del 11 M, la obligatoriedad de la asignatura de religión
católica como materia evaluable, advirtiendo la fragilidad del
matrimonio para la conservación de la familia y recordándonos como, la
punta de su iceberg, estuvo contra los anticonceptivos, contra el
divorcio, incluso contra la Constitución, terminando con una soflama
contra el fantasma del aborto.
Rouco, olvidó decir que ha muñido los asuntos económicos con la Santa
Sede, de la forma más costosa para los españoles, creyendo el 80% de
estos que la Iglesia debe pagar el IBI por sus 100.000 inmuebles, la
mayor propietaria de los bienes rústicos y urbanos de este país, y de
los que está exento, dejando de ingresar 3.000 millones y recibiendo en
subvenciones 11.000 mil millones de las administraciones públicas, en el
marco de los privilegios que le otorga el gobierno de España.
Recuerdo
que Marx dijo: “La razón siempre ha existido, pero no siempre de una
forma razonable.”
Kechu Aramburu del Rio
Publicado el 14 de Marzo del 2014, en el Correo dee Andalucia
¡Qué sobrecogedora estructura! Mucho más sutil y a la inversa es la
que se plantea en las sociedades desarrolladas por parte de los poderes y de la extendida
cultura masculina.
Por eso, no se trata de gestionar la feminización de la
supervivencia, se trata de atravesar cada día la barrera del sórdido
sonido, y adentrarte en la cotidianidad de unas cifras que son el
desgarrado testimonio de una gran parte de las mujeres de este país.
Mujeres en paro, 2.477.864, de nuevo aumenta en más de dos puntos
frente al masculino. La brecha salarial alcanza el 23% .Un millón de
amas de casa buscan empleo, mientras un 31% de varones más que al inicio
de la crisis, declaran que no buscan empleo y se dedican a la casa. Con
la reforma laboral el 67% de las mujeres ha perdido su empleo. Las
pensiones son un 39% más bajas que las de los hombres. Más de 8 millones
de personas viven en situación de pobreza y exclusión, de los cuales el
60% son mujeres. Y el 22% de las españolas confiesan haber sufrido
alguna vez en su vida un episodio de violencia física, sexual o
psicológica.
Se constata pues que la desigualdad económica y social está
profundamente feminizada, ya que el reparto de la renta y la
redistribución de los recursos, no sigue pautas de igualdad, sino que
sus miembros acceden en un orden jerárquico, presidido por criterios de
género.
Siendo la rúbrica del sagrado matrimonio de la reforma educativa de
Wert, y la reforma Gallardón contra la ley del aborto, quienes están
dinamitando la historia de las conquistas de igualdad.
Esta guerra integral contra la mayoría de la población, nos recuerda
que el capitalismo es hijo del patriarcado y que su negocio familiar les
resulta más que rentable, hay que recuperar la memoria y saber que nada
se conserva sin resistencia.
Kechu Aramburu.
Publicado el 8 de Marzo de 2014 en el Correo de Andalucía