LOS PESCADORES DE CRISIS.
Que nadie se alarme, menos hipocresía, que como en todas las familias, parejas, empresas, partidos, sociedades deportivas, etc. hay crisis, unas de índole económica, otras de índole ideológica, otras de reparto de poder, y otras sencillamente de consolidación de un proyecto; con las dificultades que conlleva la convivencia de múltiples sensibilidades, que están obligadas a entenderse, a cohabitar, a buscar la síntesis, para poder perfilarse como alternativa a opciones neocapitalistas o socialdemócratas de bajo perfil. Para eso es necesario no hacer trampas en solitario, que nadie tenga tentaciones de tutelar, de mermar la soberanía, de desmaterializar la pluralidad, de cercenar la radicalidad democrática, de tener miedo a incorporar todo lo emergente, de que cada adscrito sea una persona un voto, y que los acuerdos en los parlamentos se desatanicen.
Hay que ser más laicos, todo lo que signifique arrancar mejoras para la ciudadanía es bueno para el avance social. No hay que huir de la transparencia, hay que socializar la formación y la información interna, no puede haber operaciones opacas de grupos o personas, que dinamiten un proyecto tan rico y esperanzador, como es el de Izquierda Unida. No valen las opas hostiles, en democracia el que gana pone las reglas del juego, preferentemente consensuadas pero si no fuera posible, las minorías aceptan a las mayorías, siempre que no se quiebren los principios fundacionales del proyecto.
Me temo que muy poca gente a estas alturas pueda dar lecciones de una buena ética política y de respeto escrupuloso al espíritu de Izquierda Unida. Que se nos libre de los salvadores, que de los guerreros nos libramos nosotros. Decía un viejo amigo clásico de la política que antes de iniciar una batalla había que volar los puentes. A pesar de todo, a mi me gusta primero, utilizar el cemento para unir, y después seguir utilizándolo.
La figura del pirómano-bombero me parece la más perversa de todas, primero echa gasolina y luego apaga las llamas. Yo creo que sería bueno, no conocer sólo los discursos, sino sobre todo las prácticas de cada uno de nosotros; algunos nos movemos en la coherencia, el sentido común, el diálogo, el consenso, los principios y los valores que son innegociables. Por lo tanto tiremos de currículo y veamos si algunos pasan la prueba del algodón...
Igualmente quiero alertar sobre los magos de chistera, que convierten las derrotas en victorias y los verdugos en víctimas. Hay que hacer un riguroso ejercicio de aparcar a los fariseos y maquiavelos que trafican con los proyectos, y con el componente humano que los configuramos. Además sería necesario evitar que nos confundan: “los salva-patrias”, los que preguntan “y de lo mío que...”, o aquellos que, al final de cada batalla nos consultan “¿quién hemos ganado?”.
He visto el rostro de la injusticia, de la exclusión, he visto el toxicómano convertido en vegetal, he visto la gente hacinada como animales malviviendo en escasos metros, he visto al paro convertir a padres en alcohólicos y maltratadores, he visto al que lucha por la solidaridad ser reprimido, he visto al que disiente del fuerte ser criminalizado, he visto la capa de ozono abrasando la Tierra, he visto invadir Irak por un puñado de barriles, he visto morir de sida porque el fármaco milagroso arruinaría la competencia, conozco el terrorismo que marca las agendas electorales, reconozco la corrupción de alta y baja intensidad, y todo ello me conmueve, por eso milito firmemente en Izquierda Unida, sin que me tiemble el pulso, ni me cuestione los principios y mucho menos los valores. Esa es la razón por la que comunico a mayores y alevines que quienes hemos relegado a nuestras familias, profesiones, amigos, salud, e incluso nuestras vidas, no nos van a romper el instrumento que tanto esfuerzo nos ha costado fabricar para luchar por una sociedad más justa e igualitaria. Es en ese sentido es en el que quiero decirles, a quienes me enseñaron a volar, que no permitiremos que nos corten las alas para continuar en el sueño de un planeta sin opresiones. A la ciudadanía pongo por testigo de que seremos incombustibles desde la resistencia y la alternativa, para seguir tejiendo un mundo de iguales en la diversidad.
He conocido también las verdaderas cloacas del poder por dentro y desde dentro, y detesto el oro, el incienso y la mirra, por eso lucharé incansablemente por una Izquierda Unida más transparente, más ética, más austera, más habitable, más pegada al tajo, a la ciudadanía, más democrática y más plural. Por eso basta ya a “los proyectos particulares”, y luchemos para que “el colectivo” señale con más fuerza el camino de la izquierda transformadora, y demuestre que otra izquierda es posible. Y termino cambiando y edulcorando el estribillo que cantábamos en el Mayo del 68 del gran poeta y cantautor de la libertad: “a cabalgar a cabalgar, hasta enterrarlos en el mar”, yo lo sustituyo por “a cabalgar a cabalgar, hasta encontrarnos en algún lugar”.
Sevilla, 26 de diciembre de 2007.
Kechu Aramburu del Río.
Miembro de la Permanente federal de IU
y responsable de Educación de la Presidencia Federal.
Que nadie se alarme, menos hipocresía, que como en todas las familias, parejas, empresas, partidos, sociedades deportivas, etc. hay crisis, unas de índole económica, otras de índole ideológica, otras de reparto de poder, y otras sencillamente de consolidación de un proyecto; con las dificultades que conlleva la convivencia de múltiples sensibilidades, que están obligadas a entenderse, a cohabitar, a buscar la síntesis, para poder perfilarse como alternativa a opciones neocapitalistas o socialdemócratas de bajo perfil. Para eso es necesario no hacer trampas en solitario, que nadie tenga tentaciones de tutelar, de mermar la soberanía, de desmaterializar la pluralidad, de cercenar la radicalidad democrática, de tener miedo a incorporar todo lo emergente, de que cada adscrito sea una persona un voto, y que los acuerdos en los parlamentos se desatanicen.
Hay que ser más laicos, todo lo que signifique arrancar mejoras para la ciudadanía es bueno para el avance social. No hay que huir de la transparencia, hay que socializar la formación y la información interna, no puede haber operaciones opacas de grupos o personas, que dinamiten un proyecto tan rico y esperanzador, como es el de Izquierda Unida. No valen las opas hostiles, en democracia el que gana pone las reglas del juego, preferentemente consensuadas pero si no fuera posible, las minorías aceptan a las mayorías, siempre que no se quiebren los principios fundacionales del proyecto.
Me temo que muy poca gente a estas alturas pueda dar lecciones de una buena ética política y de respeto escrupuloso al espíritu de Izquierda Unida. Que se nos libre de los salvadores, que de los guerreros nos libramos nosotros. Decía un viejo amigo clásico de la política que antes de iniciar una batalla había que volar los puentes. A pesar de todo, a mi me gusta primero, utilizar el cemento para unir, y después seguir utilizándolo.
La figura del pirómano-bombero me parece la más perversa de todas, primero echa gasolina y luego apaga las llamas. Yo creo que sería bueno, no conocer sólo los discursos, sino sobre todo las prácticas de cada uno de nosotros; algunos nos movemos en la coherencia, el sentido común, el diálogo, el consenso, los principios y los valores que son innegociables. Por lo tanto tiremos de currículo y veamos si algunos pasan la prueba del algodón...
Igualmente quiero alertar sobre los magos de chistera, que convierten las derrotas en victorias y los verdugos en víctimas. Hay que hacer un riguroso ejercicio de aparcar a los fariseos y maquiavelos que trafican con los proyectos, y con el componente humano que los configuramos. Además sería necesario evitar que nos confundan: “los salva-patrias”, los que preguntan “y de lo mío que...”, o aquellos que, al final de cada batalla nos consultan “¿quién hemos ganado?”.
He visto el rostro de la injusticia, de la exclusión, he visto el toxicómano convertido en vegetal, he visto la gente hacinada como animales malviviendo en escasos metros, he visto al paro convertir a padres en alcohólicos y maltratadores, he visto al que lucha por la solidaridad ser reprimido, he visto al que disiente del fuerte ser criminalizado, he visto la capa de ozono abrasando la Tierra, he visto invadir Irak por un puñado de barriles, he visto morir de sida porque el fármaco milagroso arruinaría la competencia, conozco el terrorismo que marca las agendas electorales, reconozco la corrupción de alta y baja intensidad, y todo ello me conmueve, por eso milito firmemente en Izquierda Unida, sin que me tiemble el pulso, ni me cuestione los principios y mucho menos los valores. Esa es la razón por la que comunico a mayores y alevines que quienes hemos relegado a nuestras familias, profesiones, amigos, salud, e incluso nuestras vidas, no nos van a romper el instrumento que tanto esfuerzo nos ha costado fabricar para luchar por una sociedad más justa e igualitaria. Es en ese sentido es en el que quiero decirles, a quienes me enseñaron a volar, que no permitiremos que nos corten las alas para continuar en el sueño de un planeta sin opresiones. A la ciudadanía pongo por testigo de que seremos incombustibles desde la resistencia y la alternativa, para seguir tejiendo un mundo de iguales en la diversidad.
He conocido también las verdaderas cloacas del poder por dentro y desde dentro, y detesto el oro, el incienso y la mirra, por eso lucharé incansablemente por una Izquierda Unida más transparente, más ética, más austera, más habitable, más pegada al tajo, a la ciudadanía, más democrática y más plural. Por eso basta ya a “los proyectos particulares”, y luchemos para que “el colectivo” señale con más fuerza el camino de la izquierda transformadora, y demuestre que otra izquierda es posible. Y termino cambiando y edulcorando el estribillo que cantábamos en el Mayo del 68 del gran poeta y cantautor de la libertad: “a cabalgar a cabalgar, hasta enterrarlos en el mar”, yo lo sustituyo por “a cabalgar a cabalgar, hasta encontrarnos en algún lugar”.
Sevilla, 26 de diciembre de 2007.
Kechu Aramburu del Río.
Miembro de la Permanente federal de IU
y responsable de Educación de la Presidencia Federal.