domingo, 27 de octubre de 2013

Los éxitos inacabados

Sobre la rotundidad de la respuesta a la propuesta Wert, no hay márgenes para interpretación. El arco iris de todo lo que se mueve en los confines de la enseñanza ha estado, orgánica y socialmente, donde tenía que estar. ¿Y ahora qué? 
 
Hay un principio de percepción, pero sobre todo de convicción, que tiene su máxima expresión en la prostitución, pero se mantiene en todos los conflictos, y lo expreso para no ampararnos tras el telón de las excusas, hay que asumir que la factura y la fractura está por defecto en nuestro tejado. El problema no es exclusivamente de quien lo hace, sino también de quien lo consiente, total o parcialmente. 


 No se trata de enmendar la Ley Wert, se trata de cambiar íntegramente la filosofía, el texto y la memoria económica, esta es la posición mayoritaria de la comunidad educativa, de quienes estamos a pie de obra en las aulas.

Lo demás, importante no, lo siguiente, pero no se trata sólo dar respuesta de cuando en vez, que también, no se trata sólo de aglutinar para negociar, que por supuesto, no se trata de mejorar en el trámite del Senado, que desde luego, no se trata de declaraciones o artículos como este o parecidos, que son obligados. Estamos frente a un burdo y sutil desmantelamiento por parte del eje Madrid-Berlín, de nuestra deteriorada educación pública, eslabón primero de las políticas de igualdad de oportunidades, pieza sin la cual no hay desarrollo del Estado social.

En este país colonizado, la Ley orienta el sistema educativo hacia la preparación de mano de obra barata, la reforma se instala en un sistema educativo basado en exámenes continuos, comportándose la educación como una carrera de obstáculos en la que el determinismo de los recursos familiares será lo relevante para el éxito o el fracaso. Segrega a edades tempranas para un funcionamiento que plagia a las empresas privadas, donde la selección se hace en función de las necesidades de su mercado. El peligro de volver al subdesarrollo, empobreciendo a los que disponen de menos recursos, se institucionalizará cuando la ley se apruebe. 

La respuesta es de Estado y social, de raíz y sostenida en el tiempo al modelo global y particular.

Kechu Aramburu del Río
Publicado en el Correo de Andalucia,
el 25 de octubre del 2013

domingo, 20 de octubre de 2013

Chocolate, safaris, y Potter

Con la solemnidad de los días anteriores al sábado acusó públicamente la vicepresidenta del Gobierno español a más de medio millón de parados de estar defraudando a este país.
 
Radicalmente falso, mentira despiadada y diseñada para nutrir la rumorología sobre los parásitos y subsidiados que, dicen, comen de la sopa boba de los contribuyentes, cuando según cifras oficiales apenas 5.833 personas cometieron un fraude que ella atribuye al 20% de los parados con prestaciones.
 
 Puede que sea hasta venial que los pobres de solemnidad quieran, además de comer, pagar la luz y el agua, y si no les llega buscarse la vida. Pero es gravísima la mala fe que deforma la realidad a sabiendas, para caldo de cultivo de una opción partidaria, ensayada por los mismos hace tiempo y estrepitosamente fracasada hoy
 
En estos momentos, lo que hay en la foto es una España en estado de emergencia social para algunos y, aunque no se pretende, ningún tipo de insinuación sobre la apología de Robin Hood o Curro Jiménez, de aminorar los excesos de los ricos para dárselo a los pobres. Se está clamando con sonoro silencio, en voz baja y alta, menos cinismo y más diligencia al Gobierno para denunciar y actuar contra los que estafan al Estado y no están en paro, y además les hacen leyes de amnistía fiscal a medida, o forman parte de la letra pequeña de la gorgorita ley de transparencia. 

Me refiero al último fascículo del matrimonio Undargarin Borbón, que es tan obsceno como parece ser delictivo y no está incluido en la agenda de los escraches de la portavoz viernesina del Gobierno Rajoy.

 Es un informe de Hacienda, que no han podido ocultar, con facturas personales de los gastos de los duques de Palma, sufragados por la sociedad Aizoon, que se sospecha fue usada para defraudar y blanquear “dinero sucio”, según terminología de la Audiencia de Mallorca, para reformillas en el palacete de Pedralbes, fines de semanas en Roma, Mozambique, gastronomía gourmet, entradas para la final de la Champions, participación en safaris en Sudáfrica, chocolate y algún tomo de Harry Potter ¡chuminás! algo más sofisticadas y algo más costosas que el pan y la sal de los malvados parados defraudadores.

Kechu Aramburu del Río.
Publicado en el Correo de Andalucia el 18 de octubre del 2013

sábado, 12 de octubre de 2013

Por la puerta falsa



Cuando la impunidad sólo conoce los confines de las deudas, da igual si son de dinero, de faldas o de chaqueta.


Cuando hay personajes convertidos en mercancías, a sueldo en el sentido más sicario de la palabra, que cabalgan sin bozal por el territorio. Cuando manejan los hilos desde una institución paralela, cuando son el brazo ejecutor de los designios de una comunidad, de un partido, de uno o dos sindicatos, qué más les da.


Cuando te escrachea, y te pone bajo sospecha en la ruleta que ella ha montado, porque se lo debe, y por una esperpéntica embriaguez de malsano poder.

Cuando tiene tantos padrinos que no le importa la foto, de alargar hasta la eternidad “la cosa” antes del depende, y de prescribir  la “contra cosa” de los amigos de los amigos, por lo efímero de su temporalidad.


Cuando practica como deporte de élite hacer coincidir, en el calendario las efemérides y onomásticas de sus dianas, con la guadaña de sus folios.


Cuando por el mismo pecado de su catecismo a unos los pone en remojo y, a otros manda revolverles sus enseres, a modo y manera de los uniformes preconstitucionales, e incluso incomunica, desabastece de luz y aire a algún mortal, que ella considera que puede ser altamente peligroso para la “sociedad” que le dicta.


Cuando se es adicta a la letra pequeña, y a la forzada interpretación de los tomos, de verso suelto y desahogado, para con los de la otra acera, y débil con las espuelas para los hermanos de la otra.

Cuando pone en jaque y, utiliza los dardos sin atender a más cantos de sirena que los predeterminados por su albedrio, no siempre coincidente con la verdad de Agamenón.


Cuando cada día se disfraza de fatal, arrastrando ese carrito lleno de pendrives, se sube a esa carroza invisible, tirada por esos caballos negros, y los flashes la envuelven “con el tono decadente de Hollywood” sabedora que todos comentaran el look color blanco roto de mañana, y el opaco de tarde, y nadie será ajeno a la displicencia de su rostro, semi tapado por los claros oscuros de quien a pulso forma ya parte de la historia contada por los servicios prestados, y devueltos. 


 Y además, caiga quien caiga y la devolución íntegra de lo sustraído, lo demás fuegos de artificios y, golpes de guante blanco para hacer cumplir la profecía de Bertolt Brecht.

 Kechu Aramburu
Publicado en el Correo de Andalucia el 11 de octubre del 2013
















sábado, 5 de octubre de 2013

Contra la indiferencia

Los neutrales, los que no rugen ni mugen, los asexuados política y socialmente, los que callan, los que no salen ni entran, los típicos y los tópicos, los que no saben no contestan, los sumisos, los que solo votan una vez cada cuatro años, los que ni siquiera aunque sea legitimo no votan.


Los que se dejan entretener, los que adoptan la pose, los descreídos, los asustados, los patéticamente acomodados, los estómagos agradecidos, los que miran y no nos ven, los que nos sobresaturan con portadas y programas de la muerte Asunta, y de la búsqueda del cadáver de Marta del Castillo, los que dan lo que les sobra, los que relativizan el sufrimiento, los que resuelven algunas de las consecuencias de la crisis, ansiedad, depresión, y dolencias derivadas con fármacos por un tubo.


Los que reparten caridad por la tele sobremesa, los sálvame sin de luxe, los de cal y arena, los despolitizados, los desmotivados, la mayoría silenciosa y silenciada, la mayoría callada y acallada, la mayoría con cadenas y encadenada, los esclavos de sus silencios, los que creen que entraran en el reino de los cielos si se doblegan, a los que les han prometido el final de la crisis para no engrosar la lista de suicidios invisibles, a los mayores hiperprudentes que vivieron el 36 y les están viendo las orejas al lobo, a la generación rayada por el individualismo de los Smartphone, a los que no leen a Bertolt Brecht.

A los que se creen los bandos de los viernes, a los escondidos debajo de las alas de los avestruces, a los cómplices de las gaviotas, a los que se conforman con las migajas, a los que trafican con la pobreza, a los que dejan los productos caducados en las puertas de sus superficies para que los coman los excluidos, a los que son generosos con las limosnas y las propinas para tranquilizar sus conciencias, a los aficionados a practicar el orwelismo doméstico, a los comodines intercambiables de cualquiera de los poderes en las tertulias.

A los que no predican con el ejemplo, a todos ellos, convertidos en el ejército social de tierra, mar y aire de la mayoría absoluta del gobierno de la nación, el cual sin el silencio, la pasividad, y el tono bajo de esa ciudadanía no podrían destrozar nuestros derechos, y matar el presente y el futuro de nuestro pueblo

Kechu Aramburu
Publicado por el Correo de Andalucia el 4 de octubre del 2013