viernes, 26 de marzo de 2010

Aprendiendo a desaprender.

Relato de Kechu Aramburu. Dedicado a su alumno.

Lo siento, sé que no ha sido fácil sobrellevarnos a las/os llamados "normalizadas/os".

Una vez me dijiste que ¿por qué tenias que venir todos los días a los mismos sitios, a la misma hora, para ver las mismas caras, a los mismos profes? Y además para que te contásemos qué es el sistema métrico decimal, o las reglas generales de la acentuación, o la revolución neolítica, la organización básica de la células, incluso la utilización del can, por si necesitaras emular a Obama con el yes we can.

Sé que no te interesa nada de esto, adaptado o sin adaptar, ni para saborear el inaccesible éxito, ni para convertirte en erudito, ni tampoco para hacerte sabedor de la sabiduría, ni siquiera te interesa la multiplicación de los peces ¿verdad?

No lo he adivinado, me lo has contado: te gusta el Betis en el campo, las cofradías en el palco de tu casa, delante de la pantalla, no te disgusta manejar el ratón del ordenador, y dirigir a tu manera los destinos del universo, que te permite el sustituible teclado, también me has confesado que lo que te encanta de verdad es tu amiga, esa tan tímida y retraída, como fantástica, y que todavía no me has presentado. Luego ha llegado Harry Potter y nos has hecho creer que devorabas el libro, daba igual, comprobamos que sólo era virtual. Te regalé dos pasa-páginas de color morado, con un lema que reza “tolerancia”, se trataba de ir poniendo la fecha y el número de la susodicha página, sutilmente siempre desaparecía el inútil paginador, tú seguías diciendo que ibas por la página 147, casi era lo de menos, te concentrabas, te observábamos, y cuando se acercaba la hora de tomarle el pulso curricular a Harry Potter tú ya estabas agotado, y las manillas de tu reloj particular, te alertaban que era el tiempo de desconectar.

Esta mañana hablé con las otras maestras y decidí empezar por donde tocaba, te pedí permiso para ordenarte el interior de tu mochila, y ponerte al día los papeles; cuando la abrí y la volqué sobre la mesa (mis compañeras eran testigas) lo primero que apareció fue una hormiga viva, literalmente una hormiga, a partir de ahí entendí lo que tenía sentido y lo que no, el resto del material te pedí que me lo regalases, y sólo te dejé en tu envolvente cofre a tu amigo Harry Potter.


¿Nunca te había dicho que te pareces a la miel y no a la hiel, y que por eso todas las abejas, y los abejorros, acuden a ti?

Lo sé, si te molestan respondes, si te pegan te defiendes, si te insultan, es tu ley la cumples, y la devuelves, también intuyo, mi pequeño Robinsón, que si pudieras vivir en tu isla, sin nadie que te mirase mal, sin nadie que te hablase mal, te podrías hacer mayor. También sé que si llegara algún día un pirata o una pirata, y te sonriera, te respetara, y te quisiera, no sólo llegarías a ser mayor, sino que serías un pequeño gran hombre.

He visto cómo tu registro emocional tiene desactivada la audición del “NO”, por eso cada día me has obligado a ensayar las estrategias para acompañarte, para que cuando apareciera el patrón del comportamiento hostil, que me indicaba que podías estar ante el predictor más significativo de tus riesgos académicos y sociales, yo pudiera reaccionar. Entendí que teníamos que apostar por ti, tanto o más que por las y los demás, contigo he vuelto a recordar que se puede mandar sin dar órdenes.

Me parece tan espectacular el dispositivo que te has montado en tu cerebro, esas antenas que se encienden casi siempre cuando detectan el conflicto, intentando si te dejan no abrasarte, siempre te marchas a tu guarida, al otro lado del lado, a protegerte, allí nadie conscientemente te incordia, eres ya parte del paisaje humano, recorres el corto pasillo, y te detienes de vez en cuando, delante de los despachos, para ser observado, las manos en los bolsillos de tu chándal verde y blanco, la mirada perdida, allí no hay peligros, allí no hay desafíos, allí tú crees que estás entre iguales, están los mayores.

Mira, nos dicen, los que dicen algo, que los negativistas desafiantes (como os llaman) es el apodo de vuestro marcador para diferenciar y tratar, que tu familia, tus educadores y educadoras, tenemos que actuar siempre, siempre (ante y durante los bloqueos de vapor y los cruces de caminos) y que a posteriori, (durante y después del colapso) para incorporarte a la flexibilidad y a la tolerancia ante la frustración que te determina.Así de rotundo.

¿Qué curioso, verdad?, y qué elemental a la vez, sólo se les olvida que, en algunos pocos casos, detrás de ese diagnóstico hay desolación, marginación, rupturas, injusticias, carencias, pobrezas, desestructuración y exclusión social. Por eso “yo que sé, tú que sabes” si en vez de aquí, vivieras allí.

Termino diciéndote que acepto “el desafío de la realidad”, pero para cambiarla, claro, a cambio prométeme que intentarás seguir sobreviviendo, para cuando yo sea menos joven y tú algo mayor, y yo siga siendo profe, y tú ya quizás no estés en la cantera, y hayas emigrado con tu equipo a primera división, entonces pueda enviarte, sin adaptación un poema de mi maestro Mario llamado “El currículum” que dice así en el collage de sus estrofas:

“El cuento es muy sencillo
usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica
entonces
usted muere.”

Hasta siempre, tu profe.
Kechu Aramburu.
Viernes de dolores, 26 de abril de 2010.

domingo, 21 de marzo de 2010

¡Me declaro viva!


Kechu Aramburu:
Hago mías las palabras de
Chamalú (Indio Quechua)



Saboreo cada acto.

Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí,
entonces me portaba como los demás querían
y mi conciencia me censuraba.

Menos mal que a pesar de mi esforzada
buena educación siempre había alguien difamándome.
¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó
que la vida no es un escenario!
Desde entonces me atreví a ser como soy.

El árbol anciano me enseñó
que todos y todas somos lo mismo.

Soy guerrera:
mi espada es el amor,
mi escudo el humor,
mi hogar la coherencia,
mi texto la libertad.

Si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme,
no hice de la cordura mi opción.
Prefiero la imaginación a lo indio,
es decir, inocencia incluida.

Quizás solamente teníamos que ser humanos.

Sin amor nada tiene sentido, sin amor estamos perdidas y perdidos,
sin amor corremos el riesgo de estar de nuevo
transitando de espaldas a la luz.

Por eso es muy importante que sea el amor
lo único que inspire tus actos.


Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra
detrás de las palabras; no soy un sabio,
sólo una enamorada de la vida.

La mejor forma de despertar es hacerlo
sin preocuparse porque nuestros actos
incomoden a quienes duermen al lado.

La meta no existe, el camino y la meta son lo mismo.
No tenemos que correr hacia ninguna parte,
sólo saber dar cada paso plenamente.

Cuando somos más grandes que lo que hacemos,
nada puede desequilibrarnos.
Pero cuando permitimos que las cosas sean más grandes
que nosotros, nuestro desequilibrio está garantizado.

Quizá sólo seamos agua fluyendo;
el camino nos lo tenemos que hacer nosotras y nosotros.

Más no permitas que el cauce esclavice al río,
no sea que en vez de un camino tengas una cárcel.

Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez.
Amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad
que pulula por doquier, infectando almas
y atrofiando corazones.

La gente está tan acostumbrada a ser infeliz,
que la sensación de felicidad
les resulta sospechosa.

La gente está tan reprimida, que la espontánea ternura
le incomoda y el amor le inspira desconfianza.

La vida es un canto a la belleza,
una convocatoria a la transparencia.

¡ME DECLARO VIVA!

domingo, 7 de marzo de 2010

“Feminismo sin burka”


Eso, representa Nani Carvajal, la inquebrantable periodista, que intentó “camuflarse” tras el look de apariencia frívola, obsesionada por la estética, para poder bucear sin censuras, por la ética informativa, social y de género.

Llevo más de un cuarto de siglo haciendo la travesía con ella, y pongo por testigo la historia, que ha sido cofundadora de todo esto y más, con alguna de nosotras, de la primera revista feminista “Mujeres del Sur”, del primer Libro Blanco de la mujer en Sevilla, de la creación de “Las Cigarreras”, de la APDM, y del Grupo 7, y así sin tregua apostando sin tapujos por un feminismo sin apellidos, hasta llegar aquí. Hicimos también un recorrido por la investigación, la reflexión y el debate. Pero ella era una “broker” y tras avatares secuenciales, partidarios y personales de unas y otras, Nany llegó a la Presidencia de la Fundación María Fulmen, y allí volvimos a congregarnos como patronas, una parte del feminismo sevillano, para seguir en el artesanal empeño de crear espacios de visibilidad para las mujeres, que desemboquen en afluentes compensatorios de tan costosa discriminación.

Nani ocupó bastantes telediarios poniendo el foco en los temas de género, era la portavoz oficial y oficiosa, les puso la voz y el rostro a ellas, a nosotras, a todas. Sé que tiene exclusivas, desde el punto de vista mediático, espectaculares, pero que guarda en el anonimato por razones de ética profesional, de complicidad con las afectadas.

Persistente en la denuncia y en el barrido de las fronteras, cruza del Tiro de Línea a los Reales Alcázares con el mismo discurso, y el mismo disfraz, la lucha incansable por las doblemente necesitadas. Genuinamente atrevida, sin más burka que el de sus convicciones, subida en el andamiaje de una lucha titánica, se ganó la Presidencia de la centenaria Asociación de la Prensa de Sevilla, y hoy con un ejemplar currículo de sol radiante ha conseguido brillar hasta destellar, con las alforjas cargadas de proyectos tangibles, de transparencia, de solvencia, de marcador de garantías.

Ahora, Nani, nos toca informar, formar y concienciar medularmente no sólo desde las tribunas, sino sobre todo en el tajo, hay que desmaterializar el consumo mediático, virtual, y recurrente del feminismo. Tenemos que quebrar el feminismo de la beneficencia, que entretiene nuestros singulares objetivos del milenio, hay que reconducir el feminismo del victimismo que amarillenta y “morbosea” la nitidez y la emergencia de nuestros derechos. Hay que solapar el feminismo de sobremesa, que nos convierte en mercancía rosa y adultera la frágil consideración que tenemos como tema de Estado.

Es tan necesario concienciar, sensibilizar, y seguir conquistando trozos de igualdad, de paridad, de democracia, de reparto, de bienestar. Hay que estar dentro y fuera, arriba y abajo, en lo institucional y en lo social, con las excluidas y con las que no votan, con las minorías y con la mayoría, con todas sin excepción.

Es tan largo el camino, amiga, tantas las pausas, que te propongo un trato: hagamos un pacto, con los hombres cómplices, con los hombres por la igualdad, con los compañeros de viaje, para la hegemonía gransciana. No vale sólo volver a los orígenes, hay que diseñar el futuro de nuevo, como hace años hicimos con lo que hoy ya es presente, derechos formales y discriminación positiva, hay que ganarle la batalla a los privilegios, a la masculinización, a las desigualdades, a la violencia, a la subalternidad, tenemos que otear que en el horizonte son posibles las sociedades igualitarias, para no sólo resistir y sobrevivir, tenemos que marcar una hoja de ruta que señale una convergencia con lo emergente, que no nos impida que lo urgente solape lo importante, que el caso no sea el ocaso, que lo invisible no sea lo irrelevante. Para todo ello pongamos la historia, la ciencia, la matemática, la física, la diplomacia, el sindicalismo, la medicina, el derecho, la economía, las instituciones, la política, a darle jaque-mate al feudalismo de género, y subvertir los parámetros que apuntan como normal y natural a los que se han instalado en la mayoría, considerando inevitable la existencia de un segundo sexo.

No puede ser que la crisis tenga nombre de mujer, que la exclusión tenga nombre de mujer, que la pobreza tenga nombre de mujer, que el analfabetismo tenga nombre de mujer, que la dependencia tenga nombre de mujer, que las tareas peor remuneradas tengan nombre de mujer, que los salarios más bajos tengan nombre de mujer, que la prostitución y los malos tratos tengan nombre de mujer.

¿Es humanamente correcto, socialmente correcto, políticamente correcto haber condenado a la fatalidad a la mitad de la población por razones de género?

Por todo y para todo esto Nani es un honor para todas nosotras, que te concedan el Premio Meridiana en la sección medios de comunicación, este año, como toda la vida en reconocimiento a tu compromiso con las mujeres. Ha sido y es un placer compartir contigo durante más de veinticinco años este apasionante viaje por el feminismo. Gracias por dejarte utilizar, gracias por tu esplendido papel delante y detrás de las cámaras. Decía Oscar Wilde, que: “cualquiera puede simpatizar con las penas de una amiga, simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima”. No dudes amiga que así es.

Kechu Aramburu del Río.
Feminista. Vicepresidenta de la Fundación Maria Fulmen.
Sevilla, ocho de marzo de 2010.